Desde que los peloteros cubanos comenzaron a insertarse en ligas rentadas o semiprofesionales mediante la Federación Cubana de béisbol y el Inder, hace pocos años, lo han hecho en los siguientes destinos: Japón, México, Italia, Colombia, Panamá, Canadá y Nicaragua. Pero nunca había existido un acercamiento tan directo como el sucedido este año entre el ente beisbolero principal de la Isla y un club de la Liga Venezolana Profesional, el cual tuvo como resultado las dos primeras contrataciones de antillanos en el circuito morocho —bajo la venia de instituciones de Cuba —, uno de los más respetados del Caribe.
Cuando diferentes medios de prensa se hicieron eco del tweet del periodista deportivo Carlos Valmore Rodríguez, anunciando que Roel Santos y Noervys Entenza serían dos de los importados de los Tigres de Aragua para la temporada 2020-2021, probablemente varios aficionados se preguntaron por qué ambos peloteros militarían este año en un torneo que no ha tenido presencia cubana una vez que se aprobó por el Consejo de Ministros, en septiembre de 2013, la política de contratación de atletas.
La interrogante es perfectamente comprensible. La Liga Venezolana es miembro pleno de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), entidad que junto a la Major League Baseball (MLB) es firmante del Winter League Agreement o Acuerdo de Ligas Invernales, que le otorga a peloteros incluidos en el roster de 40 de las Mayores un permiso para participar en los circuitos afiliados a la CBPC.
Después de sanciones financieras impuestas por la administración del presidente Donald Trump al gobierno venezolano, que afectaban también al torneo invernal de ese país, a inicios de diciembre de 2019 la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos (OFAC) divulgó una resolución que le permitía a seis de los ocho equipos del campeonato morocho poder contar con jugadores pertenecientes al sistema de la MLB y sus filiales. Los únicos conjuntos que no se beneficiaron de la licencia de la OFAC fueron los Navegantes del Magallanes y los Tigres de Aragua.
Tal decisión obedeció, según explicó en aquel entonces el presidente interino de la Liga Venezolana, Giuseppe Palmisano, a que ambos planteles eran vistos por la OFAC como organizaciones relacionadas con gobernaciones y alcaldías locales, es decir, “entes gubernamentales” y no privados, sin autonomía y que seguían siendo tutelados por el Estado.
Casi un año después, la sanción no ha variado para Tigres y Navegantes, equipos que cuando comience la contienda 2020-2021, el 27 de noviembre, no dispondrán de atletas vinculados con la MLB, realidad que es altamente probable que se mantenga durante todo el campeonato. Debido a esa desventaja, los directivos del circuito determinaron que ambos clubes dupliquen su número de importados, y en vez de tres, como el resto, tendrán seis cada uno.
Por ello, las escuadras de Aragua y Valencia tienen un abanico de posibilidades que se reduce a contratar extranjeros agentes libres y veteranos de ligas independientes, como bien dice el periodista Ignacio Serrano, y, en este caso, por primera vez activos de la Serie Nacional cubana.
Por las razones antes expuestas se puede entender que el jardinero granmense Roel Santos y el pitcher cienfueguero devenido matancero Noervys Entenza sean los dos primeros antillanos que lleguen a la Liga Venezolana a través del Inder y la Federación Cubana de la disciplina, algo que indiscutiblemente marcará un precedente.
Además de ellos, con el plantel felino también estarán el habanero Yosmani Guerra (contrato autogestionado), quien tuvo una brillante campaña pasada en Venezuela con las Águilas del Zulia, y los dominicanos Logan Durán, Wander Beras y Yeison Asencio.
Roel actualmente batea con los Alazanes .282, con 49 imparables, nueve tubeyes y cuatro jonrones, mientras Entenza archiva balance de siete éxitos y tres reveses con los Cocodrilos matanceros.
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