A principios del siglo XX, la salud en Cuba era un asunto que podríamos calificar de disperso. Existían varias instituciones en el país, pero ninguna que se encargara de unificar esos servicios en un organismo central regido por el gobierno. Algunos célebres doctores como Carlos J. Finlay habían intentado impulsar la creación de tal institución, pero poco o nada lograron concretar durante la primera década de la centuria.
Sin embargo, a inicios de 1909, la Comisión Consultiva instaurada por el gobierno interventor estadounidense, aprobó la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, documento en donde se estableció la inclusión dentro de una nueva Secretaría: la de Sanidad y Beneficencia, la cual, a partir del 28 de enero de ese año, se convertiría en la primera organización de salud con categoría ministerial en el mundo.
El elegido para llevar aquella cartera fue el doctor Matías Duque Perdomo, antiguo miembro del Ejército Libertador, conocido como uno de los más importantes doctores e investigadores científicos de la Mayor de las Antillas durante esos años.
Entre enero de 1909 y octubre de 1910, Duque Perdomo estuvo al frente de Sanidad y Beneficencia, rol que le llevó a convertirse en una suerte de pionero en esta materia, pues hasta 1917, cuando Austria creó su propio ministerio, ninguna otra persona ocupó un cargo similar en todo el planeta.
Luego de concluir su período en la Secretaría (fue sustituido por su colega Manuel Varona Suárez), se desempeñó en otros cargos públicos, entre los cuales se incluyen sus cuatro años en la Cámara de Representantes (1914) y también su participación como delegado en la Asamblea Constituyente de 1928.
Ocupó, paralelamente, otros puestos de relevancia, como fueron el de director y fundador de la revista Medicina Cubana, entre 1918 y 1929. Fue, además, uno de los miembros más activos y notables dentro de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana.
Duque Perdomo nació en San Antonio de los Baños el 22 de agosto de 1869 y comenzó su carrera como galeno en 1892, tras graduarse de la Real y Pontificia Universidad de La Habana. Luego obtendría su título como Doctor en Medicina en la Universidad Central de Madrid.
Al regresar al país, instaló su consulta en Cárdenas y luego en Lagunillas, poblado también localizado en la provincia matancera. Allí vivió durante varias décadas, hasta que en 1895 se sumó a la insurrección independentista organizada por José Martí desde el exilio, contienda en la que llegó a ser jefe de Sanidad Militar de la 1ra División del 4to Cuerpo, y terminó con los grados de coronel.
Tras el fin de la Guerra Necesaria, se dedicó a trabajar en el Hospital “Número Uno” de La Habana, sitio en donde desarrolló una relevante trayectoria como leprólogo. Entre sus principales proyectos investigativos estuvo el que le llevó a descubrir al mangle rojo como fuente de tratamiento insólito para esa enfermedad, y cuyos resultados fueron publicados en un libro editado en París Con el título Traitement de la lépre par la Paletuvieur ou Manglier rouge (1905).
Además de dedicar varios años al estudio y tratamiento de la lepra, este especialista en inmunología se desempeñó igualmente como cirujano en el capitalino Hospital de Emergencias, etapa durante la cual redactó su artículo Extirpación del recto, de 1909.
La oncología fue otro de los temas a los que se dedicó gran parte de su tiempo. Centrado en ese tipo de enfermedades, realizó varios experimentos en el Hospital de La Liga contra el Cáncer de La Habana (hoy conocido como Instituto de Oncología y Radiobiología), entre los cuales se incluye la inoculación en su propio organismo de un tumor y la posterior publicación de sus conclusiones y una presentación sobre su experiencia ante expertos de la Academia de Ciencias.
Como consecuencia de sus disímiles investigaciones, este reconocido médico fue autor de varias monografías y libros, entre las que se incluyen, por orden cronológico Como deben ser los leprosorios (1903), Tratamiento de la fiebre puerperal por el hidrozono (1903), Estudios de pato-higiene social (1904), Tratamiento de las metritis blenorrágica y sus complicaciones pélvicas (1905), La lepra (1909), Los matrimonios de leprosos (1913) y La prostitución. Sus causas, sus males, su higiene (1914).
Matías Duque Perdomo sufrió de un cáncer de la laringe que le llevó a perder la vida el 24 de febrero de 1941, a la edad de 71 años.
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