Anoten: Louis Mikán, un músico con mística

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Louis Mikan. Cortesía del entrevistado.

Ahora mismo puede que no te suene, pero lo que tienes que saber es que Louis Mikán es, simplemente, un artista con un piano. La mejor manera de captar su esencia es cerca de este instrumento. Su sello, su logo: una figura junto a un piano.

“Sin él no soy nada. Lo aprendí a tocar desde pequeño, cuando aún no tenía, y mis padres me hicieron uno de cartón. Ahí puedes hacer tu propia música, tus arreglos. A la hora de componer, de dar un concierto, se convierte en mi bastón de apoyo. Cuando necesito despejar o tengo días malos, me siento cerca del piano y todo pasa”, comenta, sin más.

Luis Alberto Quintana Ramos nació el 17 de noviembre de 1989 y siempre ha vivido en la misma casa, desde donde tiene una vista única de la ciudad de La Habana. Su azotea, dice, tiene un encanto. Encima de ella suceden cosas mágicas.

Louis Mikán – más adelante veremos por qué el nombre-  no se define como un artista, sino como un proyecto logrado gracias a un equipo magnifico. Debido a lo anterior, y para conocer detalles sobre su vida e información acerca de sus primeros pasos en el mundo de la música, fue muy útil contar con la opinión de Alexander Benavides, amigo y compositor. Lo que sigue, en algunos momentos, será una entrevista a dos voces.

“La música nació conmigo, yo no la escogí. Desde muy chiquito siempre fui muy musical, muy afinado. Mi mamá vio esas cualidades y me puso con profesores particulares. Desde los cinco años estoy en escuelas de música”, comenta Louis sobre su infancia.

De la etapa escolar recuerda que lo primero que se hace con un niño que llega a un centro de enseñanza artística es determinar sus actitudes. “Yo era alto para mi edad, tenía las manos grandes y siempre me dirigieron por ese camino. Los que forjan son los maestros que ven cualidades en los jóvenes y, desde el inicio, me recomendaron el piano. Mi primera profesora fue Miriam, hermana de Chucho Valdés”.

Empezó a componer cuando estudiaba en el conservatorio Manuel Saumell. Todo inició con el mexicano Cristian Castro. “En ese entonces cogimos la melodía de un tema suyo y transformamos la letra. Así deben haber sucedido los inicios de muchos: la idea de tomar canciones que ya existen para cambiarles el texto es bastante utilizada. Aquello causó sensación en mi aula, en el conservatorio, pero no trascendió”.

Alexander Benavides precisa que Luis llegó a su vida por su insistencia, “por salvar el talento que yo vi en él desde el primer momento. Coincidimos en una etapa en la que ninguno tenía claro qué quería hacer. Él estaba bastante ‘quitao’ del mundo de la música. Estaba abordando otros ámbitos y alejándose de este campo que es tan maravilloso. Empezamos como hobby, ni siquiera teníamos la intención de llegar a estar en la posición en que nos encontramos hoy. Como todos los muchachos, usábamos la música para el ‘ligue’ y para cautivar a las muchachitas”.

Pese a ello, Luis reconoce que, en sus tiempos en la escuela, esto no le funcionó mucho.

En esa fase de “desvinculación”, empezó a estudiar gastronomía. Allí duró poco. Después pasó a la Escuela de Instructores de Arte, donde solo estuvo un año.

Vinieron pruebas en la Escuela de Canto Lírico de La Habana, el conservatorio Amadeo Roldán. Lo aprobaron como pianista acompañante y cantante. Después llegaron negaciones, trabas y frustraciones.

“Tienes que estudiar mucho y yo estaba en ello desde que tenía cinco años y hasta los doce o trece. Cuando llegué a la secundaria, estaba alborota’o. Cambié de aires, de gente, de escuela y él (Alexander Benavides) me rescató. Me enseñó algunas ideas que tenía e insistió hasta que hicimos un tema juntos”.

De aquella canción no queda constancia. Ambos prefieren obviarlo. Lo que sí recuerdan es la euforia con la que componían temas para luego socializarlos en sus círculos. Ahí todo comenzó a volverse más serio.

Foto: cortesía del entrevistado.

“Afortunadamente, fueron llegando muchas personas que nos guiaron en el camino y nos dieron la base para entender lo que es esta carrera. Lo asumimos con toda la determinación del mundo. Sabíamos que otra cosa mejor en la vida no íbamos a hacer. Lo entendimos y hasta el sol de hoy estamos juntos. No nos hemos podido separar, además de que no hemos encontrado permuta. También somos vecinos”, menciona Alexander.

En esos inicios, los jóvenes tuvieron la suerte de conocer a un profesor de batería que los apoyó mucho. “No teníamos nada, nos ayudó a hacer arreglos y nos prestó su piano, nos dejó su casa para ensayar. Más allá de hacer canciones bonitas no sabíamos a dónde íbamos, ni cómo funcionaba este mundo ni el mercado”, puntualiza Benavides.

De esos años quedó un disco a dúo, Jeny y Luis. “Después tuve que dejar a un lado mi proyecto personal y, sin abandonar la composición, empecé a trabajar en estudios musicales. Ahí conocí y pude colaborar con varios artistas hasta que me avisaron de un casting para seleccionar al pianista de El Chacal. Me presenté y me escogieron”, explica Mikán.

Ahí estuvo durante casi seis años, en los que el tiempo se redujo, pues alternó en otras labores como productor (participó como arreglista en el primer disco de Diván) en la Célula Music y la Black Box, sin perder el contacto con “Ale”.

La siguiente fase en su vida, a medida que Luis la narraba, era fácil recrearla. Muchos sueños por cumplir, 29 años y, luego de una presentación junto al equipo del “demonio de la fama” en Estados Unidos, Mikán decide que es momento de volver a Cuba y empezar su carrera en solitario.

“Todo esto me sirvió como apoyo al lanzar mi carrera en solitario. Decidirse a dar ese paso es como lanzarse al vacío, empezar desde cero, de ahí el nombre del disco”, explica.

El proyecto ahora se llama Louis Mikán, pero «tuvimos muchos nombres, formamos varias agrupaciones (Dados, Quimera, C4 –un grupo de balada pop lenta-) y lo de Mikán … viene … sí, por el gato (personaje de una serie de anime japonés creada en el año 1988. Fue emitida en Cuba en la década de los 90 y luego retransmitida en varias ocasiones). En la secundaria me decían que me reía como Mikán y desde ese entonces… Cuando empecé mi carrera en solitario me quería poner Luis, pero las personas que me rodean y me conocen me dijeron que no podía desprenderme de ese otro nombre.”

“Nos lanzamos a hacer un disco sin nada. Todo lo que hemos logrado ha sido por el talento y el esfuerzo. En estos momentos tenemos el reconocimiento de otros músicos, del público, pero también de instituciones en las que estamos certificados como la Agencia Cubana del Rap. También estamos evaluados por el Instituto Cubano de la Música”.

Para Alexander, lo difícil de lograr una carrera en ese ámbito viene dado porque “el crecimiento pasa más por la apreciación de las personas que por lo que seas capaz de hacer. Hay que tener mucha consistencia para mantenerse sin dudar. Hay que tener las cosas claras, qué es lo que quieres realmente y no parar de intentar, aunque te encuentres a los 90 años todavía tratando de abrir esa puerta que te pueda llevar al éxito”.

Alexander Benavides. Foto: Cortesía del entrevistado.

“En este momento, hemos tenido las satisfacciones suficientes para darnos cuenta de que sí tenemos que seguir”, precisa el compositor, quien además reflexionó sobre la música comercial y las tendencias. “El mercado dicta ciertas direcciones y los artistas, por miedo a arriesgarse, las siguen. A nosotros no nos gusta lo fácil. Le ponemos una responsabilidad importante a cada canción. Para ʻpegarʼ un tema hay fórmulas y estructuras”.

Desafortunadamente, continúa Alexander, el arte va más allá de la aprobación de otros. “Hay sencillos que son geniales y a la gente puede no gustarle porque no están siguiendo una tendencia específica. Es bastante triste que varias personas desaprueben otro estilo por ser simplemente diferente. Todo cambiará cuando el público se dedique más a escuchar que a moverse”.

“Nosotros como artistas no nos dejamos influenciar, aunque sí tenemos algún roce con los sonidos y las tendencias actuales, seguimos siendo cuidadosos con lo que decimos. En la canción lo importante es el mensaje que se está transmitiendo, si es banal ya no tiene ningún valor, aunque tenga sonoridades súper interesantes”.

Aunque no creen en la segmentación de los públicos, Louis Mikán canta y escribe pop y balada. En su carrera ha compartido temas con la Charanga Habanera (La samba de mi corazón), Alex Duvall (Al salir el sol), El Chacal (Esperando), Elaín Morales (El tiempo no) y otros.

“Las colaboraciones son un puente seguro para poder llegar a un público más amplio. Cuando se trabaja con otro artista estás ligando dos tendencias que pueden convivir perfectamente en un mismo espacio. A la hora de hacer una canción con alguien nosotros somos muy cuidadosos con qué tipo de música hace y qué tipo de público lo sigue”, precisa Louis. Recuerda con especial detalle el intercambio con Leoni Torres, junto a quien interpreta Otra noche loca. El ex vocalista de la Charanga ha definido a Mikán como un talentoso cantante que aporta un estilo único y frescura.

Los referentes para estos muchachos son muchos. Del panorama internacional: Luis Fonsi, Sin Bandera, Reik, Camila, Kalimba, La Quinta Estación, quienes han manejado la transformación de la música romántica con ritmos más bailables. “Eso es lo que hacemos nosotros, -puntualiza Louis- letras románticas con ritmos activos en un país como Cuba, donde la gente es cumbanchera y necesita música para bailar”.

De su tierra natal, las fuentes de inspiración son muchas: Waldo Mendoza, Jesse Suárez, Osmany Espinoza y los clásicos Benny Moré, Bola de Nieve, Polo Montañez, Silvio y Pablo, Noel Nicola, Barbarito Diez. “Crecimos en hogares donde se escuchaba buena música. Nuestras familias contribuyeron a que nosotros pudiéramos tener una concepción mucho más exquisita”, resume Alexander. Mientras, Louis recuerda, “en mi casa se oía salsa, Irakere, el médico de la salsa, Adalberto, Manolito, Van Van. Eran épocas de buena música, de composición y las letras tenían un contenido increíble”.

Para Alexander, Louis Mikán tiene un talento artístico y una capacidad mística que vienen dadas, según este, porque “no tuvo el aprendizaje completo para desarrollar la música con más virtuosismo o maestría como otros pianistas, pero tal vez esa parte que le faltó es lo que ha hecho que le ponga esa magia tan especial a cada canción. Tal vez si tuviera una base sólida le faltara esa simpleza para poder crear cosas tan sencillas y profundas que puedan ser entendidas por cualquier persona”.

“La mística es el sello, es mi manera de ver y asumir la música. El hecho de no terminar la escuela y quedarme con conocimientos hasta determinado punto, hizo que el resto lo aprendiera de la calle, de lo que escuchaba. Yo no estoy regido por patrones ni por sistemas de estudio. A la hora de arreglar y componer, a todo lo que hago le pongo mi sello”, confiesa Mikán.

Aunque todas las canciones tienen “su magia, su esencia especial”, si Alexander tuviera que recomendar una canción de Louis, sugiere esperar al lanzamiento del próximo álbum.

“En un principio, para la concepción de este disco apostamos por baladas”. A pesar de ello, “hacer un disco con 11 temas de este tipo no es una buena estrategia”, reconoce Louis. Entonces, en el nuevo fonograma, habrá varios géneros, aunque todo trate sobre amor y tenga una base romántica. “La gente podrá escuchar samba, kizomba, latin pop, dancehall, reguetón…”

Sobre el disco Cero solo espera que todo el que lo escuche pueda encontrar una historia que lo identifique. Habla de amor y desamor: los extremos casi intocables de la mística.

Aquí te dejamos el video promocional del nuevo álbum

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Un comentario

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  1. Merecido reconocimiento a la carrera de este joven cantautor y la de su amigo compositor.El arte les brota desde pequeño y la insistencia los ha conectado con el mundo y sus energía.Para ellos un abrazo y cuenten con el apoyo de un fiel amigo,que se siente parte de esta historia desde la niñez hasta estos día.

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