Los Reyes 73, la olvidada banda cubana que compitió con Irakere y Los Van Van

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Entre las principales agrupaciones musicales de gran formato, surgidas alrededor de los 70 del pasado siglo en Cuba, hay una larga lista de grandes leyendas, cuyo nombre y éxitos han llegado hasta nuestros días. Mientras que bandas como Los Van Van (1969), Irakere (1973) o Son 14 (1978) conservan estatus míticos, otras tantas que tuvieron momentos gloriosos han sido golpeadas por el tiempo y borradas casi por completo de la memoria sonora de nuestro país.

Entre las orquestas que pisaron los escenarios cubanos con muchísima fuerza y popularidad durante aquellos años, se encuentra Los Reyes 73. Un trabajo publicado en el sitio Last.FM nos da varios detalles sobre la historia de dicho grupo, que fue fundado en 1962 por el baterista Santiago Reyes y el pianista Ignacio “Nacho” Herrera en los arreglos. Su primera aparición —como Los Reyes— sucedió en el show radial Fiesta en el aire. Para el 69, la alineación ya trabajaba al servicio del ICR.

Durante ese período, el team, que pasó a llamarse Eugenio y Los Reyes, creó la música del corto infantil Te lo digo yo, que soy de aquí. No obstante, lo que más hacía el conjunto por esos días era versionar temas populares y moverse en una cuerda mucho más cercana al rocanrol y la música estadounidense.

Sin embargo, un día la situación cambió para ellos cuando Eugenio, que había sido miembro del cuarteto Los Modernistas, regresó con sus antiguos colegas y en 1970 el grupo fichó como cantante a José “Pepe” Valladares, a cuyas canciones le habían hecho varios covers.

Con Valladares como voz principal, grabaron Ni la casa, ni yo, considerado como su primer gran single en la radio de todo el país. Luego de este hit, llegaron otros como Regreso a mi hogar, Huésped de las calles, Así es la vida o La chica de la calle 13, los cuales consiguieron agrandar su fama a nivel doméstico.

Un nuevo cambio mucho más grande sucedió luego de que Los Reyes coincidieran con Los Van Van en el ya desaparecido Cabaret Caribe del Hotel Habana Libre. Juntos llegaron a hacer una gira nacional acompañados por Annia Linares y por ahí se crearon vínculos que perdurarían años después.

El asunto es que justo a continuación de aquel tour, el Tren de Cuba se marchó a realizar unas actuaciones en Perú, pero no pudo llevarse a una de sus voces estelares, Miguel Ángel Rasalps, El Lele. Este suceso llevó al músico a separarse de Formell y sus muchachos para unirse a Los Reyes en 1973.

La colaboración vocal de Lele con Gilberto “Pachy” García, quien tenían un pasado rockero en bandas como Los Hanks y Mensajeros, más la mezcla de diferentes sonoridades de la música extranjera, le permitieron a la agrupación, ya rebautizada como Los Reyes 73, crearse un estilo bastante original y ganarse al público cubano casi de inmediato.

El primer hit de esta nueva época fue Sin libertad no hay arreglo y detrás de él hubo una historia interesante. Según el texto publicado en Last.FM, luego de grabar esa pieza con muchos malabares desde la producción, solo había una copia en cinta de la canción, la cual llevaron a una emisora nacional. El “problema” fue que el tema se pegó tan rápido que el resto de frecuencias exigió tenerla también para poder radiarla, razón que forzó al ICRT a crear copias “relámpago” para satisfacer la enorme demanda.

Con otros éxitos como Baila que baila (Mañe Mañengo), Los pasteles, A la fiesta de los bombones no van los caramelos, entre otros, en lo adelante vendrían para Los Reyes 73 varias giras, carnavales, festivales y conciertos en cuanto escenario existía dentro de la Isla. Estuvieron también en la grabación de un memorable espectáculo audiovisual junto a Los Van Van y la orquesta Ritmo Oriental, y en un documental al que aportaron su tema Me cansé de hablar.

Curiosamente, en su momento de mayor auge, estuvieron a punto de ser censurados del espacio televisivo Juntos a las 9, por la razón de que tenían mucho cabello. Por suerte (o desgracia, también) pudieron cortárselos y salir en aquel renombrado show de la programación nocturna.

Finalmente, en 1975 grabaron su primer disco de larga duración (LP), Reyes 73, para la empresa Areíto. El álbum constó de diez temas, compuestos por el propio Lele, Pachy, Mario Valdés (bajo) y Ovidio Guerra (trompeta). En la cara A tenía los números Grandes amigos, Ya ves te quedarás, Necesito de alguien como tú, Sí, llegó la primavera y Adeoey; mientras por el lado B podían escucharse Piensa que no has cambiado, Finalizó un amor, Un lamento hecho canción, Si llegará allí y Baila que baila mi son.

Cuentan en la web Last.FM que las dos primeras tiradas de aquel LP se agotaron casi inmediatamente. Por si fuera poco, la banda conocida como Típica 73, radicada en Nueva York, grabó varias versiones de esos temas.

Más adelante, en 1978 grabaron un nuevo LP, en donde apareció un decálogo de temas formado por Tu amor como un pastel, Te ansío, nena, Mucho corazón, No entiendo tu amor, Tema para una dama, Me eres igual, El amor es como el aire, Picolino caminante, Pequeño desengaño, Santiago tiene una onda nueva, He vuelto a estar sin ti y Cirilo y Clara a Villaclara. Esa vez, además de Lele, Mario Valdés y Ovidio Guerra, el fonograma contó con creaciones de Liberto Sierra, Enma Elena Valdelamar, Héctor Mon Padrón y Danilo González.

Hacia el final de los años 70 comenzó la decadencia de la banda, que se había mantenido en la cresta de la ola durante casi toda la década. El golpe de gracia vino en 1980, cuando muchos de sus integrantes emigraron a Estados Unidos por la vía del Mariel.

Después de ese suceso, la alineación que había estado entre las líderes del país, gracias a sus letras «disfrutonas» y la mezcla de la música tradicional cubana con los norteños ritmos del funk, el blues y el R&B, fue apagándose cada vez más. Sin los miembros que habían aportado su talento para darle un sello característico entre los bailadores y melómanos de toda Cuba, poco a poco Los Reyes 73 fue convirtiéndose en uno más de los tantos grupos que sonaban en la Isla.

Al menos hasta hace unos años, la agrupación, que contaba con otros músicos, existía tímidamente en nuestro panorama musical. Si uno le pregunta a alguien que peine canas, es muy posible que mantenga el recuerdo de aquel grupo con el que movió la cintura o enamoró a una pareja en sus años de juventud, pero poco más.

A nivel mediático, ni la radio ni la televisión han sabido -o querido- rescatar la obra de estos revolucionarios que décadas atrás mantuvieron un frenético y armónico pulso con los más grandes de la música cubana en su tiempo.

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