Existen grandes posibilidades de que la categoría de Mejor Álbum Tropical Tradicional de los Grammy Latinos 2022 la gane algún artista cubano, pues de los cinco nominados en esta edición hay solo uno que no es oriundo de la mayor de las Antillas.
En esta oportunidad, el patrón lo rompen los colombianos de Chabuco, con un álbum en vivo, grabado en el Teatro Colón de Bogotá. Mientras, el cuarteto de la Isla lo componen Leoni Torres y su disco Canten, el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro (Gran Combo Pa’ Rato), Gonzalo Rubalcaba y Aymée Nuviola (Live in Marciac) y Renesito Avich (Café con Cariño).
En este grupo de excelentes intérpretes nacidos en nuestra tierra, destaca el caso del tresero René Avich Wanton, un músico quizás menos mediático, pero que ha sido catalogado por el mismísimo Pancho Amat como uno de los herederos del legado de Andrés Hechevarría Callava, más conocido como “Niño Rivera”.
Este santiaguero de pura cepa llegó al mundo en el reparto Sueño el 5 de noviembre de 1989 y solo tres meses después dio un buen susto a sus padres cuando comenzó a silbar en la cuna.
“Mis padres estaban preocupados, así que me llevaron al psicólogo. (…) El médico dijo: ‘No se preocupen por eso. Va a ser músico’”, contó René durante una entrevista en 2016.
A los seis años comenzó a cantar y a los nueve quiso estudiar percusión, pero tuvo que cambiar de idea cuando supo que la clase estaba llena.
Según contó en 2020, por esos años la inquietud artística lo llevó a armar un grupo aficionado junto a tres amigos. El “combito” imitaba a vocal Sampling y se atrevía a versionar temas famosos del cancionero nacional.
Entonces hizo la prueba de guitarra clásica, interpretó Son de la loma y aprobó el examen. Su idea era “ir tirando” un año hasta que le permitieran cambiarse al camino de las tumbadoras y sus “parientes”. Sin embargo, eventualmente se fue enamorando de las cuerdas y ahí se quedó.
Según contó en una conversación en 2020, de la mano de su profesor de guitarra, Pedro Rodríguez, se interesó por el piano, pero ese era un instrumento que, con la edad que tenía, le resultaría muy difícil de aprender. Un día, cuando estaba a punto de hacer las pruebas para graduarse de nivel elemental de guitarra, un amigo le dejó cuidando un tres y, curioso por saber cómo sonaba en sus manos, René descubrió lo que había estado buscando toda la vida.
A los 15 empezó a tocar con artistas y agrupaciones de la talla de Elito Revé y su Charangón, Tata Güines y César López. Paralelamente, durante esos años de desarrollo pudo visitar países como España, Francia, Italia, Finlandia y Alemania.
Más adelante, Avich no paró hasta graduarse con Título de Oro en la Universidad de las Artes. Luego, durante su carrera, ha merecido otros galardones como el del festival Ignacio Piñeiro, el Ignacio Villa que organiza la Asociación Hermanos Saíz (2013) y el Cubadisco (2014), con la producción Jóvenes Treseros de Cuba.
Por si fuera poco, en 2016 supo lo que era ganar un Grammy, al menos indirectamente, luego de participar en el disco Ámame cómo soy, de la española Niña Pastori, premiado ese año en el apartado de Mejor Álbum de Flamenco.
En septiembre 2014, y con un recorrido notable a pesar de tener solo 27 años, Avich se mudó a Sarasota, localidad del estado de Florida, para estar cerca de su padre y otros familiares. Allí, a la par de su labor como artista, ha trabajado como profesor de música en el Instituto Técnico del Condado de Sarasota.
Después de establecerse en ese sitio conoció a Max Kelly, percusionista y fotógrafo que lo ayudó a conectar con la escena local. Aunque había tocado con grandes orquestas e instrumentistas, luego de asentarse en ese país expresó su satisfacción por tocar en sitios más pequeños y hacer las veces de «hombre orquesta», mediante el uso de una máquina de bucles para simultanear el sonido de hasta siete instrumentos y también su propia voz.
“Siempre trato de establecer una conexión entre mi cultura y lo que aprendo de Estados Unidos (…) Es algo que la gente no ve a menudo en vivo”, declaró en 2017 el músico, que ha sabido incorporar a sus raíces cubanas elementos de la música clásica, el jazz y la llamada world music.
Al año de vivir en EEUU, René conoció a Laura Daniel Gale, productora de la empresa Black Diamong Burlesque, quien por ese entonces lo sumó al show A Night in Cuba, con el cual se presentó en diferentes plazas de la zona floridana.
En 2018 grabó su primer fonograma con el sello My Cuban Music LLC, titulado A Solo. Ahí, el santiaguero incluyó un total de ocho canciones: cuatro de ellas de su autoría y otras fueron versiones de clásicos como Alegre petición, de Miguel Matamoros, y Ahora me da pena, de Compay Segundo.
Al ser interrogado sobre las manías que tenía antes de salir a tocar, el tresero dijo que solía relajar mucho las manos y que para eso elegía las maracas como el instrumento ideal para hacerlo.
De cara al futuro, Renesito ha manifestado su deseo de hacer algún trabajo con el jazzista George Benson, como una forma de juntar lo mejor de las sonoridades cubanas y estadounidenses.
En su nuevo disco, el antillano publicó, entre otros temas, colaboraciones como El Pum Pum —junto al gran Gilberto Santa Rosa—, Eres para mí —featuring Leoni Torres—, Flor de primavera —con Rafael “El pollo” Brito—, Vidita mía —con el clarinete de Paquito D’Rivera— y Hay pasiones —feat Sory Pérez.
El próximo 17 de noviembre, cuando se celebre la gala de los Grammy Latinos en la Michelob Ultra Arena, de Las Vegas, sabremos si es René, alguno de nuestros demás compatriotas o los músicos cafeteros quienes se llevan el ansiado gramófono dorado.
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