El 1 de julio de 2006, Wilfredo Israel Sardiñas Domínguez cedió definitivamente en su batalla contra el cáncer de colon. Desde 2001, cuando debió ser intervenido quirúrgicamente debido a complicaciones con su hígado, el cantante cubano llevaba una lucha constante contra esa enfermedad, hasta que finalmente lo llevó a la muerte a los 57 años de edad.
En aquel entonces, Juan Formell, creador de Los Van Van, dijo: “Israel se hizo en Los Van Van. Tuvo una etapa muy brillante. Está entre los cantantes más importantes con los que he trabajado. Para nosotros es una pena la pérdida”.
“Siempre trabajó como si fuera el primer día. Nunca estaba satisfecho. Tenía un hambre grande de tocar, de cantar y de entregarle a la gente todo lo que tenía”, expresó su esposa Rosalía durante las honras fúnebres del Kantor, apodo con el cual lo rebautizó el ilustrísimo boricua Héctor Lavoe.
Israel había nacido el 16 de octubre de 1949 en Canasí, localidad a medio camino entre La Habana y Matanzas, aunque sus padres no lo inscribieron hasta el ‘54 en la zona periférica capitalina de Bacuranao.
Su mamá era tresera y siete de sus hermanos (tuvo nueve en total) tenían un combo en donde tocaban la guitarra, el tres y el laúd, y tocaban desde sones conocidos hasta música campesina.
Afortunadamente para él, tuvo la oportunidad de encauzar su interés artístico desde muy temprano, cuando empezó sus estudios de guitarra en el Conservatorio Guillermo Tomás, de Guanabacoa, lugar en donde iniciaría su eterno idilio con eso que se conoce como trova sonera.
Luego de graduarse a principios de los 70, ejerció como bajista en bandas como Ireson, Neoson, Los Yakos y Los Reyes 73. Tiempo después, mientras actuaba en el Hotel Atlántico, de Santa María del Mar, fue “descubierto” por José Manuel Meme Solís, estelar compositor y líder del célebre cuarteto en donde compartió con Farah María, Héctor Téllez y Miguel Ángel Piña.
“Lo vi y le dije: ‘¡Pero qué bien tú cantas!’ Cuando monté otro espectáculo le puse dos números a él, y a partir de ahí la gente empezó a seguirlo”, contaría Meme en una ocasión.
A la vera de este último, Sardiñas creció muchísimo como artista, tanto, que cuando le llegó el chance de integrar Los Van Van, la orquesta más icónica del panorama bailable de la Isla, la aprovechó al máximo.
El ciclo de Sardiñas en el Tren de Cuba duró desde 1979 hasta 1983 y en ese tiempo participó en los discos Juan Formell y los Van Van y El baile del buey cansa’o, publicados en 1981 y 1982, respectivamente, por la Egrem. En su voz fueron estrenados temas como Vine a verte y Hoy qué quieres de mí, y también sonaron con enorme gracia otros éxitos como Seis semanas o Qué pista.
Conocido por su particular timbre y una superlativa capacidad para improvisar en las actuaciones en vivo, Israel se ganó un lugar entre los mejores soneros del país.
“Me puse a estudiar a Carlos Embale, a Miguelito Cuní, a Raúl Planas, a Roberto Faz y a Beny Moré. (…) Ahí está todo lo que es la música cubana: guaracha, son, rumba. Lo que yo hacía era oírlos y pasarlos al pentagrama para entender bien cómo movían la voz. El que más me gustaba era Raúl Planas; era el que más rumbateaba, el que más rompía la síncopa. Cuní tenía buen timbre, pero siempre en tiempo. Planas tenía un timbre más grave, y el del sonero debe ser metálico”, declaró una vez al hablar sobre sus principales referentes como cantante.
Una vez convertido en figura dentro de la Mayor de las Antillas, el vocalista se estableció en Estados Unidos con el sueño de probarse en las “Grandes Ligas” de la música latina internacional.
Llegó a la nación norteamericana en 1984 y poco después fue invitado por Johnny Pacheco a una fiesta para celebrar otro aniversario de la Fania All Stars. En esa reunión, realizada en el entonces famoso club Cheetah, Sardiñas sería renombrado como Israel Cantor nada menos que por Héctor Lavoe, ídolo boricua que quedó encantado por la capacidad del cubano para la improvisación.
Posteriormente, cambiaría la “c” de su apodo por una “k” y ya convertido en El Kantor, en aquel mismo 1984 grabaría con Bacán Records y bajo la producción de Larry Harlow, el disco Llegó Israel Con La Verdad, para el cual escribió los ocho temas.
Dos años después, volvió a demostrar sus dotes como compositor y escribió varios números para el fonograma ¡De Aquí. . . Pa’ Lante! (Coa Records), perteneciente a la agrupación Salsa Latina. En ese álbum, en donde aparece acreditado originalmente como corista, también llegó a cantar sencillos como En honor a la verdad.
Durante su carrera en tierra estadounidense colaboró muchísimo con grandes autores de la música cubana como Ñico Rojas y Jesús “El niño” Pérez. Igualmente grabó varios discos con los grupos de Johnny Pacheco, Juan Pablo Torres y Orlando Batista.
Como solista publicó álbumes como Contra Viento y Marea (Soler Production, 1989), Mi Bohío / Canto a mi Habana (Bohio Records, 1990), Llegó la Música Cubana (Bohio Records, 2000), Un Señor Kantor (BMG, 1998) y Como Se Baila El Son (Orfeon, 1998), este último junto a la cantante Albita Rodríguez. Póstumamente, en 2014 se le editó Un Cubano En Nueva York – The 1984 Ny Salsa Sessions.
Después de dar muchas vueltas, en 1996 se estableció definitivamente en la ciudad de Miami. Allí creó Havana Son, grupo de pequeño formato con el cual llegó a presentarse en el Lincoln Center de Nueva York y tuvo giras por Puerto Rico, España, Italia, Portugal, Nicaragua y México, en donde tuvo el honor de inaugurar el club Mamá Rumba.
Desde 2003 también fue parte fundamental de la orquesta Tropicana All-Stars, con la cual alcanzó enorme reconocimiento, entre otras razones, gracias al concierto en vivo realizado el 18 de mayo de 2003, en donde El Kantor puso su sello en una docena de los temas más conocidos de Benny Moré, y además estuvo acompañado por estrellas de su tierra como Paquito D’Rivera y Roberto Torres, y también por el mexicano Marco Antonio Muñiz.
Posteriormente, el disco resultante de aquella presentación, un CD-DVD nombrado Tropicana All-Stars Recuerda a Benny Moré, fue nominado para ambas versiones (la estadounidense y la Latina) de los Premios Grammy 2004 en las categorías de Mejor Álbum Latino Tropical Tradicional y Mejor Álbum Tropical Tradicional, por ese orden.
Aquella no fue la única vez que de Israel y Tropicana All-Stars aspiraron sin éxito al gramófono dorado, pues en 2005, gracias a su disco Tradición, repetirían la doble candidatura con nominaciones en los mismos apartados del año anterior.
“El color de voz de Kantor era único. Ha muerto uno de los mejores soneros que ha dado Cuba, y uno de los soneros auténticos, de los cuales no quedan muchos. Tenía una voz privilegiada, un ritmo y un sabor muy auténticos”, diría Albita Rodríguez al conocer la desaparición física de Sardiñas.
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