La historia de la cubana que se convirtió en una superestrella del porno mundial

Muchos seguidores del cine para adultos son capaces de reconocer nombres de actores y actrices a simple vista. Sin embargo, hay varias que destacan más para nosotros los cubanos, debido a que se trata de compatriotas que han alcanzado celebridad gracias a su trabajo en esa industria.

Entre ellas están Abella Anderson, Diamond Kitty, Luna Star, además de Angelina Castro, quien, entre todas, es considerada como una de las primeras que pusieron a nuestro país en el mapa de la cultura porno contemporánea.

Nacida en La Habana como Francys Delia Valdés el 6 de septiembre de 1982, a la edad de 10 años se fue con su familia a República Dominicana, territorio en donde estuvo solo el tiempo necesario antes de seguir camino a EEUU, sitio que siempre fue el destino final de aquel viaje.

“Mis raíces son cubanas, pero yo vivo en los Estados Unidos, así que me preocupo por este país, pues es el que le va a dar un futuro a mi hijo y a mi familia. Siempre apoyaré a Cuba y a mis hermanos cubanos”, expresó hace más de una década Angelina, quien en 2018 ganó un premio Adult Video News (AVN), el Oscar del porno, en la categoría de Artista BBW Favorita (abreviaturas de Big Beautiful Woman, frase para referirse a chicas sumamente atractivas y de tallas grandes).

Según relata en su sitio web oficial, durante su etapa estudiantil fue una alumna destacada que terminó el instituto con honores. Siendo extremadamente joven se graduó de quiropráctica, se casó a los 15 años y a los 18 tuvo a su primer hijo, Eric.

En esa misma página, ella se describe como una persona simple que disfruta comer alitas de pollo, ensaladas, comprarse zapatos; es fan del béisbol y el baloncesto y no cree en ninguna religión.

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Tras terminar la universidad se desempeñó como terapeuta durante un tiempo. Luego se divorció de su esposo, trabajó en Walgreens y también como estilista hasta que un buen día unos amigos la invitaron a hacer un filme para adultos.

Luego de iniciarse con cierta incomodidad en ese mundillo en agosto de 2008, terminó adaptándose y convirtiéndose en una de las grandes estrellas de la industria, en la que ha grabado más de 270 filmes y trabajado con grandes productoras como Elegant Angel, Bangbros, Brazzers, Evil Angel, Naughty America o Reality Kings.

A pesar de trabajar en un mundo que muchas veces es valorado a partir de disímiles tabúes, e incluso condenado por cierto sector de la sociedad, ella ha defendido siempre su derecho a ejercer como actriz porno. Además, ha señalado el importante rol de su familia como apoyo en todas sus decisiones, antes y después de volverse una figura pública.

“No me importa un carajo lo que piensen de mí. La gente está programada para molestar al prójimo ¡Soy feliz como una lombriz! Las opiniones que me interesan son la de la gente que me quiere y esos me adoran”, confesó hace algunos años”.

En ese sentido, uno de los momentos más polémicos que ha protagonizado sucedió durante las finales de la NBA en 2012, cuando ella y su compañera, Sara Jay, se ofrecieron a practicarles sexo oral a los fans de Miami Heat si el equipo ganaba el campeonato. Para ello incluso crearon un sitio web llamado TeamBJNBA, el cual fue eliminado tras las quejas del principal ente del baloncesto estadounidense, aunque eso no evitó que ambas cumplieran su promesa.

Cuatro años más tarde, en 2016, Angelina y su colega Maggie Green repitieron un ofrecimiento similar durante las elecciones, en apoyo a Hillary Clinton, aunque finalmente la candidata demócrata cedió ante Donald Trump.

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Aunque muchos se creen con el derecho de etiquetarla con todo tipo de términos negativos, esta mujer es mucho más normal que lo que cualquiera pensaría. Hija consagrada y madre de dos, lleva más de una década con su pareja –un militar retirado que ahora ejerce como productor– y no duda en reconocerse como una afortunada, pues ha podido ganar mucho dinero sin salir apenas de su hogar, sobre todo en los últimos tiempos.

Su rutina diaria, según relató en una entrevista el año pasado, consiste en levantarse, preparar el desayuno, dedicarse a sus hijos, cocinar, recibir a sus amigos, además de grabar sus videos y promociones.

“Yo estoy en mi casa, disfrutando de mi familia y lo que me queda de vida, que nunca uno sabe cuánto será ¿Quién más puede hacer eso? Si yo me desnudo y, más que eso, hago en cámara algo tan privado que la mayoría de la gente no se atrevería a mostrar jamás… ¿qué piensan que pueden decirme a mí que me pueda molestar? Yo vivo con una libertad que poca gente tiene”.

Cuando en ese propio diálogo le preguntaron sobre las colegas que admiraba dentro de la industria, respondió de inmediato: “yo admiro a mi mamá, que con 250 dólares me mantuvo, ¿cómo voy a admirar yo a alguien que gana medio millón de dólares? (risas)”.

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Ella reconoce que el morbo de la gente ha ido cambiado mucho. En su opinión, ahora el centro del placer no es la penetración y el sexo tradicional, sino el fetichismo, pues cree que, al liberarnos sexualmente como sociedad, empezamos a indagar en cosas más frikis.

Por otro lado, en cuanto a las opiniones de muchos sobre los audiovisuales pornográficos, explica que “tienes que ser una persona con una familia y un sistema de apoyo muy fuerte para no volverte loca y mantener tu mente clara. Increíblemente, la gente que más me ha pisoteado han sido los propios cubanos. Basta con ir a los comentarios que han hecho en vídeos de Hola Ota-Ola y otros canales de YouTube, en donde me han entrevistado, para ver las cosas horribles que me han dicho ahí”.

Pese a ello, ha asumido la industria del porno como algo similar a un estilo de vida. “No disfruto el acto porque es muy mecánico. Disfruto que, al ser tan controversial lo que hago, la gente siempre va a querer pisotearme, pero les da curiosidad quién yo soy. Existen cantantes, influencers, artistas y gente de todo tipo, pero yo soy una sola y logro llamar la atención cuando entro en un lugar y eso me hace sentir muy bien”, dice.

Mientras, con la popularización de plataformas como OnlyFans, Angelina considera que, si bien por un lado ha sido malo para las grandes compañías, también ha abierto una puerta para la gente que no tiene la posibilidad de producir videos con un alto nivel de calidad. Incluso ella ha confesado usar esta vía en su favor. “Anteriormente tenía que salir de mi casa, rentar una locación… Ahora yo voy, busco los huevos que ponen mis gallinas, me grabo cocinando encuera, lo pongo en mi perfil y terminé”.

Por otra parte, considera que aún hay muchas barreras que romper, sobre todo en espacios como las redes sociales. “A mí TikTok, Facebook e Instagram me tienen baneada por el simple hecho de ser yo. No consigo un seguidor allí hace varios años. Soy una mujer marginada y rechazada por la sociedad en que vivimos. Instagram me bloqueó un video, simplemente por pelar un pepino”.

Más allá de la arista pornográfica, Castro también ha incursionado en la televisión, cuando en 2008 —meses después de su debut en la escena XXX— se convirtió en copresentadora del show La Cosa Nostra en América TV y siete años más tarde apareció en otro programa, SOS (Sex or Sexy) en MiraTv. Asimismo, estuvo con frecuencia en Radio Martí hasta que varios oyentes pidieron que la eliminaran como personalidad invitada.

Angelina, que ya está cerca de cumplir 40 años, además de los videos y los webcam shows que hace en su página, ha comenzado a diversificar sus opciones y planea dedicarse a la producción en el futuro, algo que ya ha hecho en ocasiones, como en el reality Miami! Can You Get It Up?, en donde realizó un casting con el fin de buscar futuras estrellas para la industria.

Mientras tanto, entre otras actividades, mantiene un vínculo de promoción con empresas como My Cosmetic Surgery —en donde se hizo su reducción de senos y una liposucción en septiembre de 2018 —, William Díaz Joyería y Miami Lakes Medical Center.

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