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Hace casi una década, los Elefantes de Cienfuegos tenían uno de los mejores equipos del país. Jugadores como Yasiel Puig, José Dariel Abreu, Juan Miguel Vázquez, Osvaldo Arias, Adir Ferrán, Erisbel Arruebarrena, Pavel Quesada, Juan Miguel Soriano, Yusniel Ibáñez y un adolescente Yoan Moncada competían por puestos en una alineación muy ofensiva, que llevó la voz cantante en varias clasificaciones consecutivas a postemporada.
El staff de lanzadores de aquel elenco lo comandaban el zurdo Norberto González y el diestro Noervys Entenza –hoy con Matanzas–, pero pronto un joven derecho comenzó a ganarse la confianza del mentor Iday Abreu. Hablamos de Jorge Hernández Monteagudo, quien debutó a los 16 años y desde esa temprana edad se le vieron grandes condiciones para imponerse.
En sus tres primeras temporadas (2007-2008, 2009-2010 y 2010-2011) fue utilizado como relevista. Durante ese lapso ganó nueve y perdió tres, ponchó 80 veces y regaló 98 boletos. Tenía una recta que sobrepasaba las noventa millas, pero su principal problema era el control.
Fue en la campaña 2011-2012 cuando se le dio la oportunidad de iniciar más partidos. Salió triunfador en ocho ocasiones, derrotado en tres, pero todavía cumplía su función como pitcher detrás de los abridores. En la siguiente tuvo su mejor Serie (balance de 13-6, 63 estrucados, 29 bases por bolas, promedio de limpias de 2.78). Gracias a su rendimiento fue seleccionado para el equipo nacional que disputó el tradicional torneo de Rotterdam.
En el campeonato nacional número 53 (2013-2014) ocurrió su última presentación en Cuba. Solo lanzó en dos juegos (1-1) y más tarde decidió salir del país para perseguir el sueño de firmar con alguna organización de Grandes Ligas. En la tierra que lo vio nacer cerró su actuación con 31 victorias y 16 derrotas, 212 ponches y P.C.L. de 4.12. Su rendimiento, sobre todo en los últimos dos años, hacía vaticinar un pacto inmediato con cualquier franquicia de MLB, pero nada sería tan fácil como parecía.
«Las personas que me tenían en República Dominicana, los llamados inversionistas, me hicieron creer demasiado, yo me creí demasiado, me crearon comodidades», dijo a Jorge Ebro de El Nuevo Herald. «Todo eso me hizo daño. Perdí el enfoque en lo que realmente era importante por culpa de gente que poco o nada sabía del negocio del béisbol».
«Por un lado no entrenaba con el rigor suficiente, por otro me sentía muy frustrado cuando me enteraba de que este o aquel pelotero firmaba por esta o aquella cantidad», agregó.
En tierra quisqueyana, al poco tiempo de llegar, logró un acuerdo para lanzar con los Tigres del Licey. No le fue del todo bien, pero tampoco tan mal en esa incursión. Fue seleccionado luego por los Gigantes del Cibao como refuerzo para la siguiente etapa de aquel campeonato 2014-2015.
Más tarde, prácticamente, desapareció del radar hasta que se encontró con el agente Edgar Mercedes, quien le dijo que en cinco meses lograría firmarlo. El representante cumplió su promesa y a inicios del 2017 los Medias Rojas de Boston le ofrecieron un contrato de liga menor al cienfueguero. Con 26 años parecía difícil que pudiera hacer realidad su sueño de llegar a la Gran Carpa, debido a la fortaleza que poseían en el staff los del este de la Americana y al empuje de otros prospectos que se hallaban por delante de él en las pretensiones de los directivos. Pocos meses después lo liberaron. En Baseball Reference (BR) no existe registro de su paso por las Menores.
En 2019 jugó en Italia con el Godo. Sus números finales no fueron nada sobresalientes (2-8, P.C.L. de 5.78), pero sí estuvo bien en el apartado de ponches propinados (72), donde se mantuvo entre los líderes del principal torneo que existe en el país europeo. En ese año, su nota destacada llegó luego de protagonizar un no hit no run, el primero en la historia de la Serie A1, según publicaron en su momento algunos medios. La hazaña la compartió con el lanzador que vino a tirar la novena entrada, pero durante ocho innings se mostró intransitable y los bateadores del Parmaclima no pudieron descifrar sus lanzamientos.
En septiembre del pasado año se conoció que los Leones de León de Nicaragua lo firmaron como uno de sus cinco extranjeros, donde compartiría equipo con el granmense Adrián Moreno. No le aparece actuación con ese conjunto en la página oficial de la liga. Antes había incursionado también en un torneo regional en México.
Hace par de meses, cerca del inicio de la 60 Serie Nacional, en el grupo en Facebook Elefantes de Cienfuegos, varios usuarios publicaron que existían posibilidades de que el derecho llegara al roster sureño. El propio pitcher, incluso, comentó que estaba preparándose. En un post, acompañado por videos de entrenamiento, escribió: “Nadie sabe si se le pueda echar una ayuda a mis elefantes”.
Contactamos con él y nos comentó que estaba esperando que abrieran los aeropuertos para viajar desde Estados Unidos hacia Cuba. Tiene pasaje para llegar el día 14 a nuestro país, procedente de Cancún, México. “En cuanto pase esto, vuelo para incorporarme a los entrenamientos. Si todo sale bien rápido, en el juego 60 me deben activar”, dijo.
“La situación no depende de mí. Yo estoy listo para pitchear con mi equipo”, añadió. Jorge vendría a jugar con Cienfuegos y luego regresaría a Estados Unidos, lugar donde reside desde hace algunos años, según nos comentó.
No hemos podido conocer si Hernández se halla en la reserva del conjunto de su provincia natal, pero si es así, el reglamento permite que pueda ser subido en uno de los dos momentos que restan para ello (en el partido 60 o en el 74).
Actualmente, los Elefantes se hallan en el segundo puesto de la tabla de posiciones, solo superados por los actuales campeones nacionales, los Cocodrilos de Matanzas. Si todavía posee una buena recta, envío que combinaba bien con otros lanzamientos rompientes, pudiera aportar muchísimo a una rotación en la que sobresalen Yasmani Insua, Abel Campos y Adrián Bueno.
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