Quizás a finales de agosto de 2020 muchos se sorprendieron cuando los Rojos de Cincinnati hicieron debutar en Grandes Ligas al jugador de cuadro José Barrero (por aquel entonces era conocido como José Israel García, pero luego decidió cambiar su apellido en la franela en homenaje a su madre, fallecida víctima de la covid-19). En ese momento, lo más asombroso del caso era que el muchacho ni había superado el nivel de Clase A+ donde había permanecido el año anterior.
Ese 27 de agosto, como octavo bate y torpedero ante los Cerveceros de Milwaukee, el hijo de Luis «el Fino» García, otrora pelotero de equipos capitalinos, se fue de 2-1 y cumplió el sueño por el que salió del país. En dicha campaña, acortada debido al impacto de la pandemia, el habanero reunió 67 turnos al bate, pegó 13 imparables (AVE de .194) sin extrabases, remolcó dos anotaciones y se ponchó en 26 oportunidades. Por aquella época era el sexto mejor prospecto de la organización, pero todavía tendría mucho que demostrar, pese a que durante tres años integró el All-Star de la franquicia en Ligas Menores y fue seleccionado en 2021 para el Juego de Futuras Estrellas.
Volvería a la Gran Carpa en las tres temporadas siguientes, pero sus números siguieron siendo discretos, y en cuatro campeonatos hasta la fecha (no ha jugado a ese nivel en 2024) posee promedio ofensivo de .186, porcentaje de embasado de .242 y slugging de .255, con 15 dobles, un triple, cuatro bambinazos, 32 empujadas, 26 boletos y 163 ponches en 415 veces al bate.
En las Menores tampoco dejó números tan destacables y la gerencia de la franquicia de la Liga Nacional, que lo había firmado en junio de 2017 a cambio de un bono de alrededor de cinco millones de dólares, en marzo de este año decidió colocarlo en waivers, desde donde lo reclamaron los Vigilantes de Texas y se hicieron de sus servicios.
Sobre su periplo hasta ahora en el béisbol profesional estadounidense, es justo destacar que el habanero ha sufrido varias lesiones que han mermado su rendimiento y, por ende, frenado su potencial. En marzo de 2022 se perdió varias semanas por una molestia en su muñeca izquierda. En abril del año siguiente, debió ser sacado de un partido por un padecimiento en un muslo y hace unos días se confirmó que se perderá lo que resta de certamen a causa de un choque con un compañero en un juego en AAA.
De acuerdo con el periodista Francys Romero, el antillano deberá someterse a una operación que lo mantendrá fuera por lo que queda del calendario. Este curso, mientras defendió la filial de Triple A de los texanos, bateó para .188 (31 hits en 165 turnos oficiales), con seis tubeyes, igual número de dobles, un triple, 25 propulsadas, 13 boletos y 63 ponches.
Este nuevo contratiempo en la carrera de «el Finito» podría suponer un duro golpe en sus aspiraciones de mantenerse en la mejor pelota del universo, en la que ciertamente le ha costado afianzarse después de llegar a ser valorado en su momento como el trigésimo tercer mejor prospecto de todo el sistema de Grandes Ligas.
Deberá entonces trabajar más fuerte que nunca en la temporada muerta para recuperar meses de falta de actividad al máximo nivel competitivo, con el objetivo de ganarse en 2025 un puesto en el roster principal de los Vigilantes. Ahora mismo, su futuro es bastante incierto.
José Israel, nacido el 5 de abril de 1998, formó parte de las selección juvenil que asistió a la justa del orbe efectuada en 2015 en Japón y ancló en la quinta posición. En dicho torneo bateó .328, formó parte del Todos Estrellas como mejor camarero y a partir de ahí comenzó a captar la atención de varios scouts. En Cuba jugó una Serie Nacional con Industriales (2016-2017) y en 36 veces al bate dejó average de .306, con dos dobles y una carrera empujada. Tiempo después salió del país.
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