Por encima de cualquier otro criterio, los nombres de Germán Mesa y Eduardo Paret logran llevarse las mejores referencias cuando se habla del campo corto en Series Nacionales. Creo que pocos dudan eso. Todo porque es Paret, para muchos, quien más se le acercó a ese genio de la posición que fue el Mago. De hecho, es un mérito sobrado para el villaclareño que en cualquier esquina o Peña Deportiva, si sale el tema de los mejores torpederos, sin mucha dilación su nombre se compare con el de Germán y el debate encuentre opiniones circunspectas.
Para un grupo grande, en el que me incluyo, porque lo vi jugar de sobra, Paret es un distinguido catedrático del short stop, lo más cercano a un dios, si no lo es. Un prestigio construido con dos materiales de excelencia: un bate fino, sin muchas asperezas, y un guante sacro, original, perfectamente envidiable.
Esas virtudes lo llevaron a perder la cuenta de los equipos Cuba que integró, a pesar de ser cercenado durante casi cuatro años, por un motivo asaz conocido. En 21 temporadas en la Serie Nacional, legó average de .293, con 139 jonrones, 296 dobles, 1878 hits y 474 bases robadas, mientras que defensivamente promedió .972 (261 errores en 9223 lances) y 6167 asistencias.
A un jugador así, cualquiera lo quisiera en su equipo, y si está retirado, pues sus prestaciones serían muy valiosas para el desarrollo de jóvenes peloteros. Eso lo tuvo en cuenta Mario Mérida, al frente de la Academia Mar Mérida Baseball, ubicada en Miami y especializada en el trabajo defensivo. Dicho centro de entrenamiento surgió a inicios de 2018 y ha sido visitado, entre otros estelares del béisbol cubano, por Euclides Rojas, Javier Méndez y Yunieski “Riquimbili” Betancourt y jóvenes figuras como Yasiel Balaguert y Alejandro Piloto.
Hace cuatro días Mario le dio la bienvenida a Paret a su colectivo de trabajo mediante su cuenta en Facebook. “Un placer para mí darle la bienvenida e incorporar como entrenador en nuestro Centro de Entrenamiento a este grande del baseball cubano, Eduardo Paret”, expresó y un día después escribió, a propósito de la visita de Riquimbili, “Para Eduardo Paret, ya entrenador de Mar Mérida Baseball, y para mí, es un placer siempre recibir visitas de amigos y grandes atletas de la pelota cubana”.
Paret trabaja junto a otro jugador que transitó por el principal torneo beisbolero de Cuba, el habanero Juan Bravo Prescot, quien reside en Estados Unidos desde hace pocos años. El recuerdo más fresco de Bravo en la pelota de la Isla fue como manager de San Miguel del Padrón en la Serie Provincial y coach de Industriales.
Eduardo debutó como mentor de los Leopardos en la anterior temporada de la Serie Nacional y los guió hasta el subtítulo del torneo, tras perder en la final ante Las Tunas. Como reconocimiento de su desempeño le fue otorgada la dirección del conjunto antillano que intervino en una serie bilateral este año en El Salvador, ante un representativo de ese país. Sin embargo, en la actual contienda, su elenco no superó la primera fase, luego de terminar en la decimotercera posición con registro de 17-27.
Por otro lado, para quienes no conozcan a Mario Mérida, les digo que es oriundo del municipio mayabequense de Quivicán. Jugó béisbol y tuvo buenos desempeños durante etapas tempranas. Defendía la posición de torpedero. Consiguió importantes resultados como entrenador de peloteros de categorías menores. Fue preparador en la EIDE de San José de las Lajas y perteneció a la generación de hombres como Juan Carlos Linares y Ernesto Molinet.
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Me alegro mucho. Pared uno de los grandes peloteros y una excelente persona.
Ha sido un excelente pelotero,es un orgullo del beisbol y de su barrio «el condado» de donde soy vecino.no hay como expresar cuan grande es como perdona.en lo particular me hace muy feliz que se le reconozca de ese modo.un abraso bien grande eduardo