
La carrera de Oscar Colás en las Grandes Ligas ha tomado un rumbo que no muchos habrían vaticinado hace algún tiempo. El pelotero cubano de 26 años, quien llegó a los Medias Blancas de Chicago envuelto en grandes expectativas, fue designado para asignación* por la organización, lo cual representa un momento decisivo en su trayectoria profesional.
La historia de Colás con los Medias Blancas comenzó con gran optimismo en enero de 2022, cuando firmó por un bono de 2.7 millones de dólares. Las comparaciones, aunque desmedidas, con Shohei Ohtani -debido a su rendimiento al bate y su experiencia previa como lanzador en Cuba y Japón- generaron ilusiones bastante distantes de la realidad.
Su paso por las Ligas Menores parecía prometedor. En 2022 impresionó con una línea ofensiva de .314/.371/.524 y 23 jonrones en tres niveles diferentes. Sin embargo, estas estadísticas ocultaban señales de alerta: la mayoría de sus contrarios fueron rivales más jóvenes e inexpertos, y su tasa de bases por bolas, un elemento primordial en el béisbol norteamericano, era bastante baja.
El 2023 marcó su debut en las Grandes Ligas: en 75 juegos y 263 apariciones en el home plate, el santiaguero apenas bateó para .216/.257/.314, con una alarmante tasa de ponches del 27.6% y un débil 4.6% de bases por bolas. Además de ello, de acuerdo con Statcast, el antillano mantuvo un contacto muy por debajo del promedio.
La temporada 2024 no trajo mejores noticias. En Triple A, sus números retrocedieron a .246/.332/.400 y, aunque mejoró su porcentaje de bases por bolas al 11%, su poder al bate se deterioró notablemente. Un dato revelador: casi una cuarta parte de sus elevados en Triple A fueron infield flies, más del doble del promedio de las Grandes Ligas, según indican webs de análisis sobre estos temas.
Los entrenamientos primaverales de 2025 fueron la gota que colmó el vaso: en 18 presencias oficiales en el plato, solo conectó 4 hits en 16 turnos, con siete ponches. Esta actuación, sumada a su historial reciente, llevó a los Medias Blancas a tomar la difícil decisión de designarlo para asignación.
Ahora, la organización tiene algunos días para intercambiar a Colás o colocarlo en waivers, un proceso que podría extenderse hasta una semana. A pesar de su estatus anterior como prospecto cotizado, sus dificultades recientes y limitaciones técnicas podrían incluso complicar su transferencia a otro equipo.
El caso del otrora miembro de las Avispas santiagueras ilustra la difícil transición que enfrentan muchos en su camino hacia la Gran Carpa. Las actuales tendencias en el béisbol de EEUU no favorecen a bateadores con poder, pero deficientes en otros aspectos del juego, como la defensa y la habilidad para embasarse, características que han marcado el paso del cubano por el Big Show.
El futuro de Oscar Colás trasciende su actual designación para asignación. Con varios años de actividad por delante, el pelotero cubano ha demostrado destellos de talento que sugieren un potencial aún por explotar. Su poder natural al bate, combinado con la experiencia adquirida, le otorgan herramientas valiosas para reinventarse y encontrar su espacio en el béisbol profesional, ya sea en el sistema de MLB o en otros circuitos competitivos.
*El hecho de que un jugador sea designado para asignación (DFA por sus siglas en inglés) significa que es eliminado inmediatamente del roster de 40 atletas, tras lo cual el equipo debe, en un plazo de siete días, devolverlo a la plantilla, colocarlo en waivers, canjearlo, liberarlo o enviarlo directamente a alguna de sus sucursales en Ligas Menores.
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