
La historia de David Fumero es un testimonio extraordinario de cómo la determinación, el talento y las circunstancias pueden converger para crear una trayectoria artística excepcional. Este actor cubanoamericano ha logrado lo que muchos solo sueñan: establecerse sólidamente en la competitiva industria televisiva estadounidense, construyendo una carrera que abarca décadas y múltiples géneros.
Nacido en La Habana el 4 de diciembre de 1972, la vida de David Fumero cambió radicalmente cuando tenía apenas 8 años. Su padre, preso político que había obtenido asilo en Estados Unidos, llevó a la familia al exilio justo antes del éxodo del Mariel. Con la residencia permanente en mano, los Fumero llegaron primero a Miami y luego se establecieron en Elizabeth, Nueva Jersey, antes de regresar a Florida durante la adolescencia del futuro actor.
Esta experiencia temprana de desarraigo y adaptación forjaría el carácter resiliente que más tarde lo ayudaría a navegar por los desafíos de la industria del entretenimiento. El joven David aprendió desde temprano lo que significaba reinventarse y adaptarse a nuevas circunstancias, habilidades que resultarían invaluables en su carrera artística.
A los 17 años, con el permiso firmado por sus padres, Fumero tomó una decisión que marcaría profundamente su perspectiva de vida: se unió al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Durante su alistamiento, participó en la Operación Tormenta del Desierto, una experiencia que él mismo describe como transformadora.
«Creo que los jóvenes después de la secundaria deberían vivir algo así; algunos países tienen un año de servicio obligatorio. Aprendí mucho», reflexiona Fumero sobre su servicio militar. «No cambiaría esa experiencia por nada. Creo que el Cuerpo de Marines me preparó para la vida».
Esta formación militar le proporcionó no solo disciplina y estructura, sino también una perspectiva única sobre la perseverancia y el trabajo en equipo que más tarde aplicaría en los sets de filmación y en los estudios de televisión.
Curiosamente, el primer contacto de Fumero con las artes no ocurrió en Cuba ni en Miami, sino en Nueva Jersey. «Me involucré en las artes cuando llegué a Nueva Jersey. Formé parte de un coro e intenté tocar instrumentos. Un año toqué en Evita… Hicimos el Copacabana, yo era Tony, el camarero al que le disparan… Esa fue mi experiencia con las artes de niño», recuerda.
Sin embargo, cuando la familia se mudó a Florida, esa conexión artística se debilitó temporalmente. «No es como el noreste… no es como Nueva York o Nueva Jersey, donde el arte está por todas partes y es muy accesible en las escuelas, así que me alejé de todo eso», explica.
Posteriormente, ya en sus veinte años, viajó por el mundo como modelo y su regreso definitivo al mundo de las artes llegó de manera casi casual, pero con consecuencias extraordinarias. «Cuando tenía veintipocos años, modelaba para ganar dinero porque iba a la escuela, así que fue algo en lo que simplemente caí… Tenía un amigo que estudiaba actuación y me dijo: ‘deberías probarlo, podría gustarte’. Así que lo intenté, estudié siempre que pude y así fue como empezó todo», declaró a la web Experience The Shore. Esta sugerencia aparentemente simple de un amigo resultaría ser el punto de inflexión de su carrera.
Los aficionados a la música de los años 90 quizás recuerden a Fumero por su aparición en 1997 en el videoclip Honey, de Mariah Carey, una de sus primeras incursiones en el mundo del entretenimiento visual, pero en 1998 su nombre se haría famoso a escala nacional cuando llegó a la telenovela One Life to Live, emitida por la cadena ABC, donde interpretaría al carismático Cristian Vega. Este personaje se convirtió rápidamente en uno de los favoritos de los fanáticos y estableció a Fumero como un actor reconocido en la televisión diurna estadounidense.
Su trabajo en dicha producción, en la que se mantuvo durante 475 episodios hasta 2012, no solo le proporcionó estabilidad profesional, sino que también le enseñó la disciplina extrema que requiere la televisión diurna. «Es una industria difícil, siempre estás trabajando duro. La televisión diurna es un trabajo muy ajetreado… Hacemos un capítulo al día, lo que equivale a una película al día», explica sobre la intensidad del medio.
La experiencia en televisión diurna preparó a Fumero para asumir nuevos retos, incluyendo su incursión en el cine con la película Greetings from the shore, donde interpretó a Benicio Aceveda. Este proyecto le permitió trabajar junto a actores veteranos como Paul Sorvino y demostrar su versatilidad en un formato diferente.
El éxito en One Life to Live abrió las puertas para que Fumero explorara otros géneros televisivos. Su participación como actor invitado en CSI: Miami, le permitió demostrar su capacidad para interpretar personajes complejos en el género policial, ampliando su rango actoral y atrayendo a nuevas audiencias.
Esta versatilidad se convirtió en una de sus principales fortalezas, permitiéndole navegar entre diferentes tipos de producciones y géneros, desde el drama romántico de las telenovelas hasta el suspense de los procedimentales policiales.
En su currículo figuran igualmente apariciones en exitosas series como CSI: New York, NCIS: Los Angeles, Power,
Brooklyn Nine-Nine, Chicago Fire, entre otras.
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