Cuando Gleisis Estrada se montó por primera vez en un avión, aquello fue todo un fenómeno en su casa. Tenía solo 21 años en octubre de 2018 cuando partió de Cuba rumbo a Uruguay, y aquel adiós significó un salto de fe enorme para ella y sus seres queridos.
“Era la primera vez que viajaba sola, que salía al exterior y tomaba un vuelo largo. Fue todo un acontecimiento para mi familia y para mí, que siempre fui muy tímida y sobreprotegida por mi abuela”, contó Estrada en 2023 al referirse a ese momento trascendental que implicó dejar todo atrás por amor, y también en busca de un futuro más próspero.
Seis años antes de aquel instante en que el avión despegó del aeropuerto internacional José Martí, la chica había conocido a Joaquín Bergamino, un muchacho uruguayo que había llegado a la Isla con el objetivo de complementar su formación como percusionista y ampliar su capital artístico con los ritmos locales.
Por aquel entonces Gleisis estudiaba trompeta en la capital cubana y, con la música como el conducto ideal, el flechazo mutuo fue cuestión de tiempo. Seis años más tarde, cuando ambos culminaron su formación, decidieron partir juntos hacia tierra sudamericana.
Para una muchacha como la joven Estrada, que había crecido en el reparto Alturas de Nueva Gerona, en el municipio especial Isla de la Juventud, irse con carácter definitivo no fue fácil. Aquello significaba separarse de su mamá y de su abuela, esta última responsable de inculcarle el amor por la música y el baile.
Solo tenía nueve años cuando aprendió a rasguear la guitarra y poco después tuvo la oportunidad de entrar en la Escuela Vocacional de Arte Leonardo Luberta Noy de su territorio, a cursar la especialidad de trompeta. No obstante, aprender a amar ese instrumento le costó algo de tiempo.
“Al tiempo fue que empecé a agarrarle cariño, a conocerlo un poco más, porque en realidad lo que me gustaba era cantar, pero en aquel momento no había profesor de canto y tuve que elegir un instrumento para ingresar”, reveló en una entrevista ofrecida el año pasado a un medio de su país de acogida.
Un lustro después de entrar en la vocacional debió abandonar por primera vez su hogar para continuar sus estudios en la Escuela Nacional de Arte con sede en La Habana. En esa ciudad luego se graduaría también del Instituto Superior de Arte y sumaría experiencias con agrupaciones como Las Chicas del Sol y Pedrito Calvo y la Nueva Justicia.
Convertida en toda una profesional llegó a Uruguay en octubre de 2018 y hoy, a punto de cumplir seis años por allá, esta cubana que vive en el barrio montevideano de Pocitos es una de las artistas más requeridas por esos lares.
Su tiempo, que apenas le alcanza, lo dedica a tocar con seis agrupaciones de forma fija: Kumbiaracha, Cumbia Club, La Candombera, La Orquesta de las Mil Melodías, La Banda de Chacho Ramos y Convergencia Trío, proyecto que comparte junto a su pareja.
Por si fuera poco, esta mujer que necesitaría días de 30 horas como mínimo, ha compaginado su rol como profesora y sus grabaciones con otros artistas, con otro trabajo fijo dentro de la banda que anima el show de talentos La Voz Uruguay.
Entre sus momentos más importantes sobre los escenarios se cuentan el concierto homenaje a Celia Cruz, efectuado el 2 de agosto de 2023 en el Auditorio Nelly Goitiño, en donde compartió con su compatriota Aymée Nuviola.
Además, otro de los motivos de orgullo de la cantante y trompetista antillana, ha sido presentarse en la Antel Arena, la plaza más importante de ese país y una de las más conocidas del sur del continente.
Uno de sus grandes sueños era que su mamá y su abuela pudieran verla actuar en una plaza importante. Aunque suele venir cada año a visitarlas, continúa haciendo todo lo posible porque algún día sean ellas quienes vayan a su nueva casa.
Como toda emigrante oriunda de la Mayor de las Antillas, Gleisis ha tenido que lidiar con situaciones complicadas. Por suerte para ella, tras un lustro por suelo sudamericano, ya ha ido adaptándose y ahora tiene un estatus que le permite moverse con mayor libertad y viajar a países que antes le ponían trabas debido a su nacionalidad.
Aunque sufre la difícil situación que se vive en Cuba durante los años más recientes, así como la partida de tantos amigos que ahora viven en diferentes lugares del mundo, ha confesado que nunca perdió el orgullo de haberse formado aquí como persona y artista.
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