Empezó en la lucha grecorromana en Villa Clara, su provincia natal. Estuvo pocas semanas practicándola. Luego se fue a boxear. Durante dos años cruzó puños con muchachos de su peso. Perdió varios combates encima del ring. Se desmotivó. No quiso saber más del deporte. Un entrenador lo llamó y le aconsejó cambiarse hacia la lucha libre. Todo esto lo contó en una entrevista a Osvaldo Rojas Garay, del periódico Vanguardia.
En 2010, a los dieciséis años, se convirtió en medallista en Juegos Olímpicos de la Juventud, luego de llevarse la plata de los 100 kg en la edición de Singapur, la primera en ese tipo de lides. Allí, perdió en la final ante Ali Magomedabirov, de Azerbaiyán.
Abraham siempre ha sido un peleador que sale a buscar el combate, pero sobre la base de ofensivas bien dirigidas que le impidan quedar mal parado a la defensa. Antes de aquella justa, en un certamen continental, marcó veintiún puntos y recibió solo uno.
Dos años más tarde, fue plata en la división de 96 kg correspondiente al Panamericano juvenil que tuvo por sede a Guatemala y en 2015, en la categoría de mayores, se llevó el bronce en los 97 kg del evento regional celebrado en Santiago de Chile.
Desde 2018 representa a Italia, país a donde llegó en 2017 y en el que ha sido campeón nacional. Ha defendido esa bandera en tres certámenes europeos y uno mundial (se agenció la presea bronceada en la Copa del Mundo de Budapest 2018 y repitió resultado en el evento del “viejo continente” de 2020 en Roma).
Recibió oficialmente su nacionalidad en 2019, luego de que se aceptara la propuesta de la ministra de Interior, Luciana Lamorghese, de conferirle la ciudadanía al santaclareño debido a “méritos especiales”. En la escueta nota publicada en la web de ese gabinete, destacaron que Conyedo “ha conseguido prestigiosos resultados compitiendo con los colores italianos en la lucha libre”.
El 6 de mayo de 2021, durante el clasificatorio olímpico que acogió Sofia, en Bulgaria, derrotó en una de las semifinales de los 97 kilos al local Ahmed Sultanovich y aseguró su presencia en la cita de Tokio. Fue un pleito cerrado, que se definió por 3-2 en favor del nacido en Cuba, quien tuvo que defenderse con todo para evitar el empate de su rival en los compases finales.
Comenzó impetuoso el antillano y a la defensa se mantuvo el contrario, lo que provocó una penalización por pasividad para este último. Dos acciones después de la pausa pusieron la ventaja de 3-0 en el marcador y la situación obligó al búlgaro a ir a la desesperada. Logró hacerle dos puntos, pero unos pocos segundos no iban a separar a Conyedo de la capital japonesa.
Allí, a partir de este seis de agosto, intentará buscar una presea gracias a sus desplazamientos, agarres y tackles. No lo tendrá fácil. Lo acompañará en la selección su compatriota Frank Chamizo, oriundo de Matanzas (bronce en Rio 2016 y multimedallista mundial), uno de los mejores luchadores italianos de todos los tiempos. Si no el mejor.
En el sitio de apuestas NordicBet, la posibilidad de que Abraham se lleve una medalla de cualquier color se paga a 2,50 x 1 y su oro a 20 x 1. De acuerdo con esa web, el ruso Abdulrashid Sadulaev (campeón olímpico en Rio en 86 kg y monarca del orbe en la misma categoría en 2014 y 2015; en las justas de 2018 y 2019 se llevó el primer puesto en los 97) y el iraní Mohammad Hossein Mohammadian (bronce en el Mundial de 2014 en 86 kg y número uno de Asia en 2015 en 97), serían titular y subtitular, por ese orden.
En la página antes mencionada colocan en un plano inferior al estadounidense Kyle Snyder, rey de la división en la pasada cita estival y doble líder planetario (2015 y 2017), pero no pudo repetir dichas actuaciones en las más recientes competencias de esa índole (plata en 2018 y bronce en 2019).
Los posibles rivales de Conyedo se conocerán poco antes de que le toque salir a combatir, así como la parte del organigrama por donde estará ubicado ¿Se verá las caras con el representante de Cuba, Reineris Salas?
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