El cantante cubano de música urbana, Ovidio Crespo, conocido artísticamente como Ovi, ha encontrado una posible resolución a sus problemas legales en Estados Unidos: la nueva Gold Card (Tarjeta Dorada), un programa que requiere una inversión de 5 millones de dólares y que podría asegurar su permanencia en el país norteamericano.
La historia de Ovi con las autoridades migratorias estadounidenses ha sido compleja. En 2024, el artista fue detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), una situación que lo puso al borde de la deportación. Aunque logró su liberación, el incidente dejó clara la precariedad de su situación migratoria y la necesidad de encontrar una solución permanente.
La «Tarjeta Dorada», implementada por la administración Trump en febrero de 2025, podría ser ese recurso. Este nuevo programa migratorio está diseñado específicamente para atraer inversores extranjeros adinerados, ofreciendo beneficios equivalentes a los de una Green Card (Tarjeta Verde) tradicional.
Entre sus ventajas más significativas se incluye la residencia permanente legal en Estados Unidos; el derecho a trabajar y vivir en cualquier estado del país; la posibilidad de viajar libremente dentro y fuera de EE.UU.; una vía clara hacia la ciudadanía estadounidense y beneficios extensibles a cónyuges e hijos menores de edad,
La confianza de Ovi en su capacidad para acceder a este programa quedó clara en una reciente publicación de Instagram, donde, rodeado de símbolos de riqueza como automóviles de lujo y joyas, declaró desafiante: «Si Trump me quiere deportar, le compro la Gold Card».
Esta inversión de 5 millones de dólares debe realizarse en proyectos o empresas estadounidenses que contribuyan al desarrollo económico del país, un requisito que busca garantizar que los beneficiarios del programa traigan capital y además generen impacto positivo en la economía local.
Para Ovi, cuyo historial de detenciones y problemas legales podría complicar otras vías de regularización migratoria, la Tarjeta Dorada representa una alternativa viable, aunque costosa, para asegurar su permanencia en Estados Unidos y continuar su carrera musical sin la amenaza constante de una posible deportación.
La situación del cantante cubano ilustra una realidad cada vez más evidente en el sistema migratorio estadounidense: el poder del capital como facilitador de procesos que, por otras vías, podrían resultar extremadamente complicados o incluso imposibles.
Crespo, nacido en Ciego de Ávila, logró destacar en la escena musical estadounidense tras una dramática historia de superación personal. Nacido en Cuba, donde estudió en la Universidad de Ciencias Médicas por deseo de su madre, Ovi cultivó desde los 11 años una pasión por la música que lo llevó a formar su primer grupo, aunque las limitaciones en la isla le impidieron grabar profesionalmente.
A los 20 años, influenciado por artistas como Daddy Yankee, Wisin y Yandel, tomó la decisión de emigrar, iniciando un viaje que lo llevó primero a Ecuador y luego, tras 25 días cruzando fronteras a pie, hasta Estados Unidos.
La llegada a territorio norteño marcó el inicio de una nueva etapa para el artista, quien sin familia ni amigos, tuvo que construir su red de apoyo desde cero, alternando trabajos en Arizona antes de poder grabar en estudios de Los Ángeles. Su perseverancia dio frutos cuando firmó con el sello Rancho Humilde, convirtiéndose en uno de los referentes de los «corridos tumbados», un género que fusiona sonidos tradicionales mexicanos con música urbana.
Su tema Vengo de Nada lleva ya 12o millones de reproducciones en YouTube, y su primer disco, Buen Viaje, llamó la atención de figuras como Bad Bunny, consolidando su posición en la escena latina actual. A partir de ahí comenzó un despegue que lo ha llevado a grabar cuatro álbumes de estudio.
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