Hasta 1999, el español Jess Rodríguez aparecía como el primer jugador de origen hispano en disputar partidos en la National Football League (NFL). El nacido en Asturias en 1901 había sido contratado por los Buffalo Bisons para ocupar el puesto de fullback, correspondiente a la campaña de 1929. Finalmente, solo llegó a participar en nueve encuentros, hazaña que le valió para pasar a la historia… al menos, durante siete décadas.
¿Por qué nadie había refutado antes esa afirmación? Según un artículo publicado en la revista de egresados de la Universidad de Cornell, en los años ochenta, Heidi Cadwell, nieta de Ignacio Saturnino Molinet, estaba organizando las últimas pertenencias de su abuelo, fallecido en 1976. En aquella ocasión, encontró un contrato de la NFL fechado en 1927 y alguna correspondencia sobre las negociaciones. El pacto vinculaba a su familiar con los Frankford Yellow Jackets. La mujer de 47 años pensó que ese documento solo les interesaría a las personas allegadas y decidió guardarlo como un recuerdo más.
Durante el tiempo en que Cadwell realizó su descubrimiento, un historiador nombrado Mario Longoria investigaba acerca de la presencia latina en el fútbol profesional estadounidense. Después de catorce años de indagaciones publicó su libro Athletes Remembered: Mexicano/Latino Professional Football Players, 1929-1970, en el que reconocía a Rodríguez como el pionero entre los hispanos.
Una llamada cambiaría la historia o, mejor dicho, la esclarecería. Heidi se comunicó vía telefónica con el Salón de la Fama del Fútbol Profesional, ubicado en Ohio. Preguntó si alguien allí tendría interés en conservar el contrato de su abuelo. Quien la atendió, le dijo que no estaban interesados. Cadwell le comentó que ella poseía todas sus cartas desde Cuba. Desde el otro lado le preguntaron si Molinet no era un apellido francés. “Mi abuelo era cubano”, respondió la mujer. En ese momento comenzaron a sentirse atraídos por aquel documento.
Desde el Salón de la Fama contactaron a Longoria y este se acercó a Cadwell. En poco tiempo se determinaría que Ignacio Molinet había sido el primer jugador hispanoamericano de la liga.
“Lou”, como le decían algunos, nació en Chaparra, territorio de la provincia de Oriente, en 1904. La mayor parte de su educación tuvo lugar en Estados Unidos. Asistió a la célebre Universidad de Cornell, en Nueva York, y ahí destacó en deportes como el baloncesto y el fútbol americano. Sus condiciones físicas (1,80 m de altura y 80 kg de peso) funcionaban a la perfección en ambas disciplinas, al menos en esa época.
Por aquellos años de estudiante en el campus neoyorquino ocurrieron las muertes de sus dos padres. Seriamente afectado, decidió regresar a su país natal. Al parecer, durante esa etapa en Cuba fue cuando lo contactaron desde la Frankford Athletic Association de Filadelfia, para que jugara con los Frankford Yellow Jackets, organización que buscaba retener el campeonato de la NFL. Le pagarían cincuenta dólares por cada partido que disputara en la temporada de 1927.
No fue un buen año para la franquicia y tampoco para el cubano. Los dirigidos por Charley Moran acabaron en el séptimo puesto, con balance de seis victorias, nueve derrotas y tres empates. En el plano individual, Molinet, como fullback, quarterback y running back, dejó números discretos: recorrió 75 yardas, logró que sus pases avanzaran otras 35, capturó dos ovoides como receptor y anotó un touchdown en el triunfo por 23-0 ante los Bisons. Disputó nueve partidos y salió como titular en dos.
Después de aquella experiencia no regresó al máximo nivel del football en EEUU, pero sí decidió terminar sus estudios en Cornell. Recibió su título de ingeniero mecánico. Los Yellow Jackets desaparecieron en 1931.
Sus familiares más cercanos decían que, en realidad, nunca le llamaron “Lou”, sino “Molly” y luego “Iggy”. Uno de sus hijos declaró que no recordaba haber conversado con su padre acerca de su etapa en la NFL. Cadwell, por su parte, sí evocó momentos en los que se acercaba a Ignacio, cerca de un receptor de radio, para escuchar partidos en los que jugaba el elenco de Cornell. En algunos de ellos, según Heidi, la locutora narraba: “Molly podía haber hecho esa jugada”.
Y que me dicen de Luis Sharpe Ralph Gonzalvez y Alberto Riveron Busquen NFL Cuba en Facebook y Twitter y unanse a la conversacion!!!
Otros que también llegaron. Estamos buscando la forma también de contar sus historias. Saludos.