Carlos Otero cuenta su salida de Cuba: 45 mil dólares escondidos, un español y «una encerrona»

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Desde hace poco más de dos años, Otero presenta su programa La hora de Carlos Live. Foto tomada de Miami Diario.

En su momento, Carlos Otero fue una de las personalidades más conocidas del país, condición que se ganó después de una larga etapa de éxito como presentador de varios programas televisivos, entre los que se cuentan Para bailar, Sabadazo, Con Carlos y punto, Entrada libre, entre otros.

Debido a su popularidad, muchos temas de conversación generó su salida de Cuba, pese a que en aquella época apenas había conexión a internet y, por ende, existía bastante desinformación al respecto. Lo que se conocía, a grandes rasgos, era que en diciembre de 2007 el artista había decidido viajar junto a algunos de sus familiares hacia Canadá y luego cruzó hacia Estados Unidos, territorio donde reside desde el último mes de aquel año.

Sobre ese y otros temas conversó hace dos días el capitalino en el podcast Por mis tacones, que conduce la actriz Zajaris Fernández  y se emite por el canal de YouTube de los Pichy Boys. En dicha oportunidad ofreció detalles sobre una partida que generó impacto tanto en el propio Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) como fuera del mismo.

«Yo viajaba mucho a Canadá, donde hacía varios espectáculos con una compañía. Puse a la madre de mis hijos como productora y manager mía y llegamos a tener visas con entradas múltiples para ese país por cinco años. Fui preparando el terreno poco a poco hasta que un día llegué a la UNEAC y comenté que quería llevar a mis dos hijos para que vieran la nieve, pues tenían una semana de receso escolar», contó.

En ese momento le respondieron que no habría problemas con su petición y les tramitarían los pasaportes a sus niños, pero al final fue aprobado para viajar solo uno de los pequeños.

Como consecuencia de esto último, refirió que se dirigió hacia la sede de la UNEAC y dijo que, si dejaban a uno de sus hijos aquí, cuando él regresara renunciaría a la televisión y al Ministerio de Cultura. «Si había una asamblea iba a preguntar por qué otros podían viajar con sus hijos y yo no. Al otro día me llamaron y resuelto el problema», agregó.

«Pasa una semana y, mientras estoy grabando el programa especial de fin de año, la madre de mis hijos fue a la embajada a buscar los pasaportes. Luego me envió un mensaje al móvil que decía ‘saca pasaje para cuatro'». Se marcharían de Cuba el día 8 de diciembre.

Después, narra Otero, revisó los documentos y observó que en esa ocasión no tenían el visado múltiple para Canadá. Solo les permitían una entrada y una salida. Fue entonces cuando pensó en viajar por el aeropuerto de Varadero, que posee un movimiento de personas mucho menor, y quizás podría pasar desapercibido.

«Hablé con un amigo mío español y le expliqué la situación en que estaba y que tenía un dinero escondido en Cuba: 45 mil dólares. Le di el dinero y le pedí que me lo enviara a una cuenta cuando yo le dijera. Le dije que no viraba más. Era un español que tenía negocios en el país», añadió.

Más allá de su mujer, ese extranjero era la única persona que conocía sobre su idea. Su cuñado lo llevó hasta el aeropuerto matancero y, al llegar allí, le dijo que se despidiera de sus sobrinos porque no los vería más. Le pidió, además, que no lo abrazara ni llorara, pues no quería atraer ningún tipo de atención, y luego le explicó qué hacer con algunas de las propiedades que dejaría en Cuba.

Más adelante el director de la terminal aérea lo invitó a que pasara a la parte de protocolo. A Carlos le entró el pánico. Pensó que alguien se habría enterado de sus planes. Le dijo a su pareja que no abriera la boca. El hombre le informó que el vuelo estaba demorado.

Entonces aquel directivo insistió en llevarlo hasta la entrada del avión. El presentador pensó que ahí comenzaría una encerrona y le dirían que no podría viajar, pero nada de eso ocurrió y llegó a su destino.

Al arribar a la frontera que separa a Canadá de Estados Unidos, notó que no había ningún oficial canadiense en el lugar. «Le dije a mi mujer y a mis hijos que corrieran hasta la parte donde estaba la garita que ocupaban los estadounidenses». Mientras, él pensaría qué hacer luego.

«Cuando llegamos a la mitad del puente, les pregunté a mis hijos si les había gustado Canadá y les conté que no virábamos más para Cuba, pues a partir de ese momento viviríamos en Estados Unidos». Poco tiempo después de aquella historia, pasó poco más de década y media de su vida en el Canal 41 como conductor de los espacios Pellízcame que estoy soñando y TN3.

Desde hace dos años presenta el show en redes sociales La hora de Carlos Live, que también produce. Gracias a ese programa, donde también funge como anfitriona Keelyn Durán, se ha convertido en un hombre orquesta, pues le ocupa buena parte de su tiempo en labores como contactar con los invitados y los patrocinadores, así como la edición y otras responsabilidades relacionadas con el contenido. Cada lunes, miércoles y viernes aparece una emisión nueva en su canal de YouTube.

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