Buenos días, buenas tardes o buenas noches. Dondequiera que te encuentres: en la sala, en la cocina, haciendo pipi… muchas gracias por gastar tus megas conmigo…
Estas son las palabras con las que se presenta el personaje protagonista de esta historia. Su aparición sucedió a finales de abril pasado en Facebook, Instagram y YouTube, desde donde lanzó su estilo de tipo de la calle, fresco, sin filtros… Vaya, un jodedor cubano de toda la vida.
Según el registro civil, su nombre es Raúl Andrés Castro Bandera, pero el resto del mundo lo conoce como Billy Ta-Lento.
Admirador y seguidor del humor inteligente y bien hecho, Billy tiene una larga lista de ídolos en el arte de hacer reír. Sin embargo, si tuviera que elegir a uno de ellos para cumplir el sueño de conocerlo, ese sería Alexis Valdés.
Cuando uno lo conoce, puede notar el parecido entre el famoso humorista cubano y su compatriota, oriundo de la República de Centro Habana, como él mismo aclara al principio de cada corto. Da la impresión de que Alexis y Billy pudieran haber sido dos hermanos separados al nacer, pese a que al segundo le falte todavía mucho camino para llegar a ser como el presentador de Seguro Que Yes o Esta Noche Tu Night.
Para conocer más sobre este curioso personaje, lo contactamos a través de su ‘agente’ y durante toda una tarde compartimos chistes, ocurrencias y nos enteramos de buena parte de su curiosa biografía.
¿Cómo “nació” Billy Ta-Lento?
Ah, con todo esto de la cuarentena uno se mete en la casa sin hacer nada y entra en una crisis creativa y depresiva que lo vuelve loco. Como soy un “quemador” desde siempre, muchas veces mis amigos me habían sugerido que empezara a hacer videos al estilo de los youtubers, para canalizar todo eso que tengo adentro.
Todo lo del Billy empezó indirectamente, cuando Carlitos Díaz, director de Qva Libre, me pidió que escribiera una “intro” para el video del tema Qué calor. Como yo trabajé en la radio de locutor y redactor, escribí un texto pequeño y me disfracé de “alguien” para hacerlo.
Tiempo después, un día estaba hablando con El Bamba, cantante de Toques del Río, y me contó que a su hija le gustaba mucho aquel video, sobre todo la parte en que mi personaje decía “…cuidado con el caracol africano”. En ese momento, como estaba en la casa encerrado, sin nada que hacer, agarré la peluca, me puse las gafas y le grabé un video a la niña desde esa perspectiva.
Luego me embullé e hice un primer video que subí a Facebook. En esa ocasión dije algo así como: “yo sé que hay dengue, coronavirus y otras cosas, pero no te olvides del caracol africano…”. A la gente le gustó y me dio impulso para ir haciendo videítos todos los días, hasta que Carlitos me escribió y me aconsejó que, si me iba a meter en eso, sería mejor dosificarme y sacar un video semanal.
Para escoger el nombre estuvimos un buen rato, porque nada nos cuadraba. De pronto, él se acordó de Billy Ta-Lento, que es el nombre de un tema antiguo del grupo en donde se presenta a este personaje, una especie de Pedro Navaja en plan humorístico.
¿Cómo es el proceso de creación de cada video?
Al principio yo estaba por mi cuenta, pero luego de sacar el primer video, mi amigo Rey Sehwerert, que es editor en Gimar Videos, se unió a esta locura y sus consejos han sido muy buenos para enriquecer lo que hace Billy.
Nosotros hemos logrado unir la calle y la academia, porque, por un lado, yo soy libre y fluido, pero él necesita las cosas más estructuradas. Eso ha provocado varios debates intensos, pero al final el resultado ha sido bueno, y aunque yo siga sin escribir guiones para los materiales, al menos me organizo y todo sale con una calidad mejor que como salía antes.
Inicialmente hacía solo videos míos hablando de un tema ‘X’, pero ahora estoy haciendo programas con invitados, algo que le da una dimensión diferente a mi trabajo. De momento, he contado con Alain Daniel, Osmani Espinosa y Renier González, entre otros, y más adelante seguiré intentando sumar a más personas al proyecto.
Lo otro que agradezco mucho en todo el proceso son las críticas. Hay quien cree que eso es malo, pero la realidad es que a partir de los señalamientos es que uno se pule y rectifica las cosas que está haciendo. Sin errores y aprendizaje no hay forma posible de mejorar.
¿Cuál es el origen de tanta jodedera?
La jodedera es algo que viene de familia. Mi papá siempre fue alma de la fiesta, al punto de que cuando falleció, en la funeraria la gente estaba separada en grupos y se reía, porque estaban recordando sus historias. Nunca se me olvidará ese momento, porque en un instante tan triste sentí orgullo de que su legado haya sido de alegría.
Tengo, además, cinco hermanos: uno por parte de madre y otros cuatro por el lado paterno; todos ellos tienen ese mismo espíritu. Desde chiquito crecí en ese ambiente de bonche, picardía, doble sentido, agilidad mental y todo eso me convirtió en un “bicho”.
Cuéntame de tus años en la escuela…
De ese tiempo recuerdo que me llamaban “loco”, “trastornao”, “camisa de fuerza” y cosas así, porque yo no paraba. En la primaria era más de bajo perfil, pero ya cuando entré en la secundaria, desperté al chistoso y así seguí, volviendo locos a mis profesores y, a la vez, siendo una persona con la que mis compañeros querían pasar el rato.
Un día, mientras estaba en el tecnológico de Informática, amaneció lloviendo, pero fui para la escuela. Al verme llegar, mi ‘profe’ guía me mandó para la casa, y se quedó con cara de “para un día que pensaba descansar de ti y tú te apareces”.
Has sido periodista, locutor y finalmente te graduaste de Comunicación Social en la Universidad de La Habana. Cuéntame de ese recorrido.
Bueno, déjame empezar por el principio.
Como es normal, al terminar los estudios, no tenía ni idea de qué hacer con mi vida. Por suerte, un amigo mío me aconsejó que me metiera a comentarista deportivo, porque yo siempre estaba imitando a Renier González, y la verdad es que el deporte siempre me gustó mucho también.
Decidí prepararme para las pruebas de periodismo por concurso y me presenté, pero quedé en el lugar diez y sólo daban ocho plazas. Entonces me mandaron a trabajar para el Centro de Prensa Comunitario de La Habana y allí aprendí muchísimo. Fíjate que no fui a mi fiesta de graduación porque me monté en un tren para irme a cubrir los Juegos Escolares a Ciego de Ávila. Aquello fue un espectáculo, porque yo jamás había estado lejos de mi casa, y formé tremendo llanto con mi mamá en la terminal, pero me fui y después no quería regresar de allá.
La relación directa empezó cuando mi papá me consiguió unas prácticas en la Radio COCO y en esa emisora me formé. En esos años pasé un curso de redacción con Luis Sexto y empecé a hacer programas como Acción Deportiva y el noticiero El Periódico del Aire. Luego matriculé la carrera en la Universidad de La Habana y también me hice locutor, lo cual me permitió trabajar en programas de otras emisoras, como Mezcla, de Radio Metropolitana, y Visión, en Radio Rebelde, sitio en donde terminé alternando como redactor.
¿Cómo aterrizas en Qva Libre?
Ah, con un poco de casualidad y suerte. La primera vez que vi a Qva Libre fue en un festival Rotilla, el último decente que se hizo. Yo estaba ahí en el público muy normal, y de pronto se suben esas gentes en calzoncillos, con unos sombreros rarísimos y medias de rayas. Visualmente aquello fue un golpe duro, y me quedé en plan ‘¿qué c*ño es esto?’.
Me enganché al grupo y, poco después, un domingo después de hacer De joven a joven en la COCO, sucedió que el locutor de la revista que venía detrás no había llegado. Al principio no quería cubrir, pero me quedé y resulta que el invitado del programa era el mismísimo Carlitos Díaz, director de esa agrupación musical.
En ese momento hablamos cantidad y terminé grabándole, así, de gratis, un spot para su próximo concierto, el cual me encargué de regar por varias emisoras. Como agradecimiento, él me dijo que yo iba a presentar su próximo concierto. A partir de ahí, me vinculé a ellos y Carlitos me fue dando diferentes roles, pero yo quería subirme al escenario.
Lo primero que me tocó fue la pandereta… sin micrófono. Se me ponía morada la mano y el costado de la pierna de tanto darle, pero eso me hacía feliz. Así estuve nueve meses, hasta que se fue un integrante del grupo, y como yo era afinado, pues me pusieron a hacer coros y tocar el güiro.
Actualmente, tras nueve años de pasar por los puestos de DJ, percusionista y otros más, ya estoy en la delantera de la agrupación como Billy Ta-Lento. Ahora, además de participar más como vocalista en partes de algunos temas, hasta salgo en los afiches (comenta sonriente).
¿Cómo conviven Qva Libre y Billy Ta-Lento?
Indiscutiblemente, el trabajo del grupo me ha ayudado en muchos sentidos a crecer como persona y también como artista. Allí no sólo he aprendido de música, sino que también he hecho muy buenos amigos, que es lo más importante.
A Qva Libre tengo que agradecerle el nacimiento de Billy, al punto de que ya ese se ha convertido en mi nombre, personaje artístico y también en el producto que tengo pensado lanzar en lo adelante como una manera de expandir mi carrera.
¿Hay alguna diferencia entre Billy y Raúl?
En el fondo, Billy Ta-Lento no es un tipo tan diferente a mí, porque las cosas que él dice son las mismas que se le ocurren a Raúl en cualquier momento del día. Sin peluca y gafas soy casi el mismo que con ella, lo que pasa es que cuando te maquillas y te pones el disfraz, tienes un tipo distinto de libertad para jugar sobre el escenario o delante de una cámara.
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