
A veces el béisbol es así de cruel. Un día estás haciendo historia, conectando tu hit 300 en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), y poco después te sacan del roster sin mucha contemplación. Eso fue exactamente lo que le pasó a Rangel Ravelo, el toletero cubano que este sábado fue despedido por Cardenales de Lara.
Su lugar en el equipo lo tomó el derecho norteamericano Keyvius Sampson, otro importado que repite con los «pájaros rojos». Y así, sin más, terminó —al menos por ahora— la historia de uno de los extranjeros más queridos y exitosos de la LVBP en la última década.
Los números no acompañaron
La realidad es que Rangel no estaba pasando por su mejor momento. En sus primeros 18 juegos de la presente campaña, el habanero apenas pudo dejar promedio de .190, conectando solo 12 hits en 63 turnos al bate. Sin cuadrangulares, con apenas dos dobles, cuatro carreras impulsadas y el mismo número de anotadas. Su OPS de .523 en 73 visitas al plato dejaba claro que algo no estaba funcionando.
Pero lo que realmente intensificó la situación fue lo que pasó el viernes en el primer juego de la serie ante los Bravos de Margarita en Barquisimeto. Con las bases llenas, sin outs y los locales perdiendo 4-1 en el sexto inning, Ravelo falló con un elevado a primera base. Ese momento quizás lo cambió todo.
Un imparable ahí hubiese traído al menos a dos corredores al plato y probablemente cambiado el rumbo del juego. Pero no fue así. Posteriormente, en el octavo capítulo, fue sustituido por Jermaine Palacios como bateador emergente. Esa fue la última imagen de uno de los mejores extranjeros que ha tenido la liga venezolana en años recientes.
Un histórico que merece respeto
Y aquí está lo que duele: hace apenas algunos días, Rangel había conectado su hit 300 en la LVBP. Un sencillo decisivo que le dio a Cardenales de Lara su primera victoria del campeonato. Lo consiguió al estilo de los grandes: con un batazo que decidió el juego.
«Contento, bendecido por todos los logros personales. Una gran juego de pelota. Llegó la primera victoria del Cardenales», dijo con la serenidad que siempre lo ha caracterizado al periodista Oscar Cumare.
Ravelo es uno de apenas 14 peloteros extranjeros que han bateado 300 o más imparables en el béisbol invernal venezolano. Varios cubanos se hallan en esa lista, y Rangel es el tercero de los Cardenales en llegar a esa cifra. Además, antes se había convertido en el importado con más hits y carreras remolcadas en las postemporadas venezolanas.
Eso no es poca cosa. Eso es historia pura.
Un camino largo y sinuoso
El oriundo de Playa salió de Cuba rumbo a Estados Unidos cuando era apenas un adolescente. Años después fue escogido por los Chicago White Sox en la sexta ronda del Draft del 2010. Desde entonces, su carrera ha sido un viaje largo e intenso.
En Venezuela debutó en la temporada 2015-2016 con Cardenales de Lara y regresó en las siguientes tres campañas. Después tuvo un paso por la liga dominicana y desde la 2022-2023 ha jugado en invierno en Venezuela con la misma organización que lo vio debutar. Ahí, como hemos dicho, se convirtió en leyenda.
Además ha jugado en Japón, México y en el sistema de Grandes Ligas perteneció a equipos como los White Sox, Atléticos de Oakland, Cardenales de San Luis, Dodgers de Los Ángeles, Padres de San Diego y Marineros de Seattle.
A pesar de batear más de .300 en 13 temporadas en Ligas Menores, nunca pudo establecerse en las Grandes Ligas. Solo reunió 84 apariciones al cajón de bateo entre 2019 y 2020 con los Cardenales de San Luis, dejando una línea ofensiva de .189/.250/.351 con dos dobles, tres jonrones, 13 remolques, 18 ponches y siete boletos.
No fueron los números que soñó, pero encontró su lugar en Venezuela. Y vaya que lo encontró.
¿Falta de paciencia?
Aquí está el dilema: ¿fue justa la decisión de Cardenales de Lara? Los números de Ravelo en esta campaña no eran buenos, eso es innegable. Pero estamos hablando de un jugador que ha dado muchísimo al club, que ha sido parte fundamental de sus éxitos en años anteriores.
Dieciocho juegos… ¿es suficiente tiempo para juzgar a un histórico? Muchos dirán que sí, que el béisbol es un negocio y que los resultados mandan. Otros pensarán que un jugador de su calibre merecía un poco más de paciencia, un poco más de tiempo para encontrar su ritmo.
Lo cierto es que el idilio entre Cardenales de Lara y Rangel Ravelo no dio rienda para esta campaña. Y eso, más allá de los números, duele. Porque estamos hablando de un hombre que dejó su corazón en Venezuela, que conectó hits decisivos, que celebró campeonatos y escribió su nombre en la historia de la LVBP.
Quizás esta no sea la última vez que veamos a Rangel Ravelo en el béisbol venezolano. Tal vez otro equipo le dé una oportunidad. O quizás esta sea realmente la última imagen: un bateador emergente en el octavo inning, despidiéndose, sin saberlo, de la afición que lo vio brillar.
Lo que es seguro es que el habanero de 33 años ya es historia viva de la LVBP. Y eso nadie se lo quita.
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