«Task», una historia de policías y ladrones que está entre las mejores series del año

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Cuando HBO estrenó Mare of Easttown en 2021, la carrera de Brad Ingelsby pasó al siguiente nivel. Aunque ya había escrito filmes bien recibidos, como American Woman (2018) o The Way Back (2020), fue esa miniserie protagonizada por Kate Winslet la que lo colocó entre los guionistas más cotizados del medio.

Cuatro años después de aquel éxito, el público agradeció que Ingelsby volviera a trabajar para HBO en Task, un nuevo drama policiaco situado en el mismo “universo” de su anterior creación televisiva.

El argumento gira en torno al agente especial Tom Brandis (Mark Ruffalo) y su contraparte, Robbie Prendergast, un recogedor de basura que busca vengarse por el asesinato de su hermano Billy (Jack Kesy).

Cuando las acciones de Robbie y sus asociados se salen de control, Brandis es reactivado como agente de campo por el FBI y queda al mando de una fuerza especial encargada de esclarecer los hechos.

Ambos antagonistas tienen sus propios dramas en casa: el policía aún sufre por la pérdida de su esposa a manos de su hijo, preso a espera de juicio; mientras que el “ladrón” tiene un plan cuestionable, mediante el cual pretende darle a sus hijos y sobrina una vida mejor.

Para quienes lleguen en calidad de “novatos” a la propuesta, en principio todo puede parecer un relato lineal y hasta predecible. Sin embargo, por el camino descubrimos que los giros de este cuento no van (solo) de agentes y criminales, sino de personas movidas por emociones muy cercanas a las nuestras.

La trama de Task combina elementos del drama procesal con el componente humano para ofrecernos una historia moralmente compleja. En un segundo plano, el autor maneja conceptos opuestos como el crimen y el castigo o la venganza y la retribución. Dentro de la puesta, planteada muy al estilo de una tragedia griega, cada decisión parece debatible y a la vez inevitable.

El guion tiene un ritmo ideal y el escritor manipula nuestras emociones con maestría. Igual que hizo en Mare…, los pilares de su texto son los personajes y diálogos, siempre cargados de complejidad y sentido.

Ruffalo, el rostro más reconocible del elenco, tiene un desempeño a medio camino entre lo contenido y lo vulnerable. De esta manera, vuelve a demostrar por qué es uno de los actores más aclamados de este siglo. No obstante, quien se roba el show es su coestrella.

Pelphrey, a quien ya conocíamos de series como Banshee y Ozark, firmó aquí el trabajo más notable de su carrera. Su representación de un tipo decente que escoge el peor camino para darle forma a sus buenas intenciones, tiene todos los matices necesarios para conectar con la audiencia. Esto hace que su personaje, mucho más desatado y visceral, contraste con su “némesis”.

No muy por debajo de la dupla que ocupa el cartel promocional, destacan varias mujeres que sostienen buena parte del peso dramático.

Emilia Jones (Maeve Prendergrst), Silvia Dionicio (Emily Brandis), Thuso Mbedu (Aleah Clinton) y Alison Oliver (Lizzie Stover) aprovechan sus respectivos espacios para brillar y aportarle solidez a un argumento que saca provecho a estos caracteres para trascender el mero entretenimiento.

Completan el excelente elenco Fabien Frankel, el Sir Criston Cole de House of the Dragon, además de Martha Plimpton, Jamie McShane, Sam Keeley, Margarita Levieva, Raúl Castillo y Phoebe Fox, todos competentes y precisos en su labor de soporte.

A nivel de montaje (Amy E. Duddelston y Keiko Deguchi) y cinematografía (Alex Disenhof y Elie Smolkin), la serie emula muy bien el aura melancólica e introspectiva que refleja las batallas internas de los protagonistas.

Estas decisiones estéticas calzan a medida con la partitura de Dan Deacon (Hustle, Venom: The Last Dance), quien pone su sonoridad experimental y electrónica en función de crear una atmósfera terrenal que refleje todo el rango de emociones presentes en el show.

Task es una serie de policías bien definida que huye de los lugares comunes del género. Asimismo, como sucesora de la anterior obra de Ingelsby, mantiene una identidad compartida y, a la vez, cuenta su propio lenguaje en un discurso más parco y reflexivo.

Desde su estreno el 7 de septiembre pasado, esta serie se fue colocando entre las mejores del año y, tras su final, siete episodios después, hay pocos que sea atrevan a decir lo contrario. Sólida en su totalidad, nos regala una historia sincera y cotidiana en donde el bien y el mal colisionan en tonos de gris.

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