A las personas les ha movido bastante el morbo por varios temas, pero sin dudas son el sexo y la muerte los que más audiencia acaparan. Ambos han sido aprovechados en numerosos audiovisuales del género true crime (crimen real en español), el cual vive su época dorada desde hace unos años.
Los asesinatos y desapariciones misteriosas, entre otros tópicos afines, se han convertido en material de primera para la realización de filmes y series. A la par de esos formatos, desde hace algún tiempo está también en boga el podcast, una suerte de “pariente online” de la radio que ha ganado incontables adeptos durante la pasada década.
A propósito de la popularidad de ambos, true crime y podcast, el guionista británico Jez Scharf desarrolló Bodkin, serie cuyos siete episodios están disponibles en Netflix desde el pasado 9 de mayo.
La historia comienza con Dubheasa “Dove” Maloney (Siobhán Cullen), una ácida y competente periodista que trabaja para el diario británico The Guardian. Luego de que una fuente cercana a ella cometa ¿suicidio?, la reportera será castigada con un regreso a Irlanda, país al que juró no tener que regresar.
Dove acompañará entonces a Gilbert Power (Will Forte), un premiado realizador estadounidense que desea publicar un podcast enfocado en las desapariciones sucedidas en el pueblo de Bodkin hace dos décadas, durante el Festival de Samhain.
Junto a Dove y Gilbert estará Emmy Sizergh (Robyn Cara), su asistente novata, siempre sonriente y entusiasta, quien asume este interesante proyecto como una forma de cimentar su carrera en el periodismo.
El trío de protagonistas intentará construir un producto que no solo narre los terribles sucesos, sino que también funcione como una forma de representar la vida en la Irlanda rural, con su ambiente pintoresco y habitantes carismáticos.
El show explota intencionadamente ese halo de misterio inherente a las localidades apartadas, sitios en donde casi todos los habitantes se conocen entre sí y no pocos esconden algún esqueleto en su armario, de ahí que la llegada de tres extraños altere el orden establecido y agite cosas que parecían estar quietas.
También se repite ese clásico esquema de mostrarnos el lugar de los hechos como un sitio pacífico y aburrido, aunque está claro que detrás de esa aura anodina se esconden varias “capas” que los investigadores deberán descubrir, aunque ello signifique poner sus vidas en peligro.
Pese a que la serie tiene un hilo conductor que guía toda esta temporada, la trama del podcast y la investigación “real” se bifurcan y por el camino aparecerán otros asuntos que forzarán la intervención de los personajes centrales.
Los conflictos y revelaciones que se nos presentan van surgiendo de forma dinámica, orgánica y siempre con la intención de enriquecer el argumento de este show, producido por Higher Ground, empresa fundada en 2018 por nada menos que Barack y Michelle Obama.
Detrás de los hechos, planteados con más o menos acierto, está una crítica bastante marcada a la cultura del podcast de true crime, en donde, según se dice en la propia serie, parece importar más el morbo que la resolución real de estos casos exhibidos para los fans de lo macabro.
Aunque se cocina de forma lenta este show de solo siete partes, despega bastante bien a la altura del tercer episodio, pero después de ver toda la temporada de esta ¿miniserie? (nunca se puede estar del todo seguro), da la impresión de que pudiera haberse quedado en menos.
La narrativa engancha bien y hasta fluye elegantemente hasta cierto punto, pero en un momento del camino es inevitable empezar a sentirla como redundante e inconsecuente. Es por esto último que sea lógico pensar que Bodkin podría haber desplegado su historia en menos tiempo del utilizado.
En todo caso, los pecados se le perdonan en parte, gracias a su excelente uso del humor y al impecable trabajo de un elenco en el que también brillan los actores David Wilmot (Seamus Gallagher), Chris Walley (Sean O’Shea), Ger Kelly (Teddy) y Denis Conway (Sargento Power), entre otros.
Bodkin es una comedia oscura corta, resultona y con excelentes dosis de humor, en donde el podcast, el periodismo y el misterio sirven como pretexto para analizar los contrastes entre el sensacionalismo y la investigación seria, dos aproximaciones éticamente diferentes pero con la misma ansia de encontrar la verdad, incluso si eso implica saltarse las reglas alguna que otra vez.
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