En los años 90, la Serie Nacional todavía era un torneo espectacular, marcado sobre todo por el gran nivel de los atletas y la enorme rivalidad entre equipos históricos y otros en proceso de llegar a serlo.
Además del show sobre los diamantes, en aquellos años un ampaya se hizo famoso gracias a una particular forma de “ponchar” a los bateadores. Se trató de Javier Francisco Rodríguez Espinosa, nacido en Ciego de Ávila, quien solía ejecutar un movimiento relacionado con las artes marciales para decretar el tercer strike cuando el bateador no le hacía swing.
Recientemente, la figura de Javier Rodríguez volvió a ser noticia, a raíz de una entrevista ofrecida por el también árbitro Nelson Díaz. En el intercambio que sostuvo este último con anfitriones del canal de YouTube, Alto Average, se refirió a la peculiar manera que tenía su excolega de cantar el último strike, gesto que todavía se recuerda: “Javier es una persona maravillosa, pero un juez no es digno de hacer lo que hacía, porque el juego y el árbitro deben tener seriedad (…). Los peloteros tenían muchos problemas con él (…). En Pinar del Río, Orestes Kindelán se ponchó y le dijo ‘cuidaíto, cuidaíto’ (con hacer el gesto) y entonces muchos peloteros empezaron a caerle arriba con ese tema (…). Ya cuando él cambió su estilo fue un árbitro más”.
Como respuesta a esas palabras, el pasado 2 de septiembre, Rodríguez publicó un extenso post en su perfil en la red social Facebook, en donde se mostró profundamente decepcionado por las declaraciones de su compañero.
“(…) Me ha costado asimilar las palabras de quien siempre consideré un hombre honesto y admiré, cosa que siempre pensé que era mutua, pues en los años (…) en que nos conocimos e hicimos el trabajo que nos apasionaba y al cual le dedicamos todo nuestro interés, sacrificio y dedicación, llegamos a tener una amistad y respeto (…). Siempre pensé que una pregunta en un programa deportivo no podía cuestionar mi integridad moral, aduciendo que yo había dejado de hacer el mencionado gesto porque el jugador Orestes Kindelán me había intimidado; no sé de dónde Nelson ha sacado esa historia, tal vez alguien se lo comentó, tal vez lo soñó (…)”.
De acuerdo a sus propias palabras, Javier dejó de hacer el ademán en 2001, durante la postemporada de la 49na. Serie Nacional. La razón de tal cambio fue revelada en la misma publicación, por primera vez luego de más de dos décadas.
“(…) hoy voy a decir mediante este testimonio el verdadero motivo por el cual yo dejé de hacer ese gesto (…). En un playoff entre Industriales y Pinar del Rio, Miguel Valdés (jefe técnico de la selección nacional) se me acerca y me dice que quiere conversar conmigo sobre algo importante (…). Nos fuimos a la oficina de la Comisión de Béisbol y allí él me plantea que el gesto había dejado de ser algo novedoso (…) para convertirse en algo que me iba a perjudicar mi carrera como árbitro. Me pidió que no le preguntara por qué él me decía algo así, pues eso había llegado tan lejos que yo no podía imaginarme (…) y que él me estaba diciendo algo que no debía decir, que lo hacía porque, a pesar de que no éramos unos amigos íntimos, yo le simpatizaba como umpire y como persona. Si ese hombre tuvo la amabilidad y corrió el riesgo de decirme algo como eso cuando no debía hacerlo, ¿cómo yo iba a traicionar esa acción de Miguelito diciendo lo que él me había contado?”.
De las palabras expresadas por su Nelson, residente en Estados Unidos desde hace varios años, Rodríguez refutó también la parte en la que Díaz dijo que luego de cambiar su estilo, él se convirtió en un árbitro más. Sobre ello, Javier aclaró que continuó como jefe de grupo durante varios años y que, incluso tras estar fuera de Cuba entre 2006 y 2007, regresó y mantuvo ese rol durante un período, sin ningún contratiempo y con resultados satisfactorios.
Si bien reconoció estar muy dolido por esas opiniones, eligió recordar lo mejor de su relación con su antiguo compañero: “(…) me quedo con el Nelson Díaz que me apoyó en un momento muy difícil de mi carrera, con el Nelson Díaz que era un ejemplo como umpire dentro y fuera del terreno, con el Nelson Díaz con el que mantuve una relación de amistad y de profesión de la que me enorgullezco”.
De acuerdo a una entrevista suya de 2018, antes de llegar al principal campeonato cubano de béisbol, Rodríguez destacó en el baloncesto hasta tal punto que participó en varios Juegos Escolares y torneos juveniles, además de en siete campeonatos nacionales de mayores. Por si fuera poco, como judoca alcanzó el cinturón negro II Dan, aunque dejó esa disciplina después de cumplir los 15 años.
Aunque durante una época se dedicó a dar clases de Educación Física en diferentes niveles escolares y también fue profesor de judo en la Facultad de Cultura Física de su provincia, su salto al mundo del deporte de élite llegó como árbitro de beisbol, profesión que comenzó a desempeñar en las Series Nacionales a partir de 1989, luego de finalizar el curso de formación pertinente.
Este hombre que fue parte del principal torneo de la pelota cubana durante más de 15 años, se ha confesado como un gran amante del ciclismo, disciplina de la que además fue comisario, según declaró hace un lustro.
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Tengo el honor, de conocer a Javier Rodriguez hace varias décadas, de hecho fuimos colegas en la educación física, compañeros de trabajo, en un tiempo fuy su Decano en la FCCFD de Ciego de Ávila, como profesor brillante, como compañero y amigo ejemplar, como árbitro de béisbol entre los mejores, recuerdo que en muchas ocasiones fue elogiado abiertamente por ese grande de la narración deportiva ; Eddy Martin, el que tenía el criterio que ese gesto era una bonita parte del espectáculo, para finalizar estoy seguro que ni el gran Orestes Kindelan, ni ningún otro podría intimidarlo, eso solo lo pensaría quien no conoce a Javier.