Hay en Nuestro tiempo, el último filme del mexicano Carlos Reygadas, una noción diferencial de la intimidad. La intimidad «está en otra parte», dice Natalia López, esposa del cineasta y protagonista del filme junto al propio director. En Nuestro tiempo, lo íntimo es un objeto de culto que redirecciona vínculos tan aparentemente libres como el del autor y su obra, tan manidos como los que existen entre el amor y el odio, tan lógicos como los que se asumen entre los toros y la muerte.
Juan (Reygadas) y Esther (Natalia López) parecen ser prototipos fallidos del mundo rural: Juan es un poeta reconocido y Esther es, de alguna manera, la patrona del rancho donde viven. La libertad íntima los malogra a ambos. Aparece otro hombre que calibra esto último. Juan permite que Esther se afiance, digamos, como femme fatal dúctil. Un toro, después, aniquila a un caballo. Luego, el otro hombre, Esther y Juan. Juan, Esther y el otro hombre. Juan y el otro hombre. Esther.
La película, como todas, va de las relaciones y los desórdenes automáticos.
La fotografía, en cambio, parece organizada a partir de un elemento en declive: la crianza de toros y el ecosistema que genera. Demasiado gris. Pocos matices radiantes. El foco es establecido, casi distinto, en cada escena. Reygadas, delante de la cámara, controla menos. Quizás dirige más.
Hay, también, cierto tufo de supremacía en la trama (ello no implica, necesariamente, un recurso adverso) que vuelve a Juan/Reygadas un obseso del control sobre lo(s) otro(s). Esto se vuelve climático cuando Esther va en el carro, pensando en todo lo que está ocurriendo entre ella y los dos hombres y, entonces, Reygadas/Juan, decide que la cámara irá hacia el motor del automóvil.
La escena última es, si se quiere, en extremo sinóptica. El declive del declive debe ser el cierre perfecto para que el destrozo deje de ser, únicamente, progresivo.
P.D: Nuestro tiempo obtuvo tres premios Coral en el recién finalizado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: Dirección, Fotografía y el que otorga la FIPRESCI.
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