El actor cubano que triunfa en Hollywood y desea interpretar a José Martí

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Tony Plana. Foto tomada de 3BL Media.

Betty, la fea es una telenovela colombiana estrenada en 1999, que entró en el Libro Guinness de los Récords como la más exitosa en la historia de la televisión (ha sido emitida en más de 180 países, doblada a 25 idiomas y ha tenido alrededor de 28 adaptaciones), pero no fue hasta 2006 cuando se volvió célebre entre el público anglosajón, con el estreno de la versión Ugly Betty en la cadena ABC, de Estados Unidos.

El personaje principal de esa entrega fue defendido por América Ferrera, pero hoy te hablaremos de Tony Plana, otro de los actores que tuvo un rol destacado, al encarnar a Ignacio Suárez, padre de Betty. Esta actuación le mereció varios premios, entre ellos el Golden Satellite que entrega la International Press Academy.

Nació en Cuba como José Antonio Plana, pero en la mayor de las Antillas solo vivió pocos años. No obstante, conserva algunas memorias de aquella etapa:

“Mis mejores recuerdos son de una finca de cien hectáreas que tenía mi familia en Cienfuegos. Parte del año estaba con los llamados guajiros, arreando ganado y trabajando. Íbamos a la iglesia, solo que no se nos permitía comer antes, debido al ritual de la comunión. Así que siempre tenía mucha hambre cuando salía. Después íbamos a estos cafés de puertas abiertas donde la comida se cocinaba en planchas, este tipo de parrillas de gofres. Es extraño, pero esos son mis recuerdos de Cuba», confesó.

A inicios de los 60’s, su familia se trasladó a los Estados Unidos y allí despertó el artista que había en él. Estudió en la Universidad Loyola Marymount, ubicada en Los Ángeles, pero se forjó como actor en la Real Academia de Arte Dramático, en Inglaterra.

Fue Shakespeare quien le abrió las puertas de esa institución. Plana participaba en una obra de teatro universitario cuando un representante de ese prestigioso centro londinense lo vio y le pidió que leyera un fragmento de una obra del célebre dramaturgo británico. Solo eso bastó para captar su atención y llevarlo a la prestigiosa escuela europea.

Una década después, con más de 30 años apareció en el filme bélico dirigido por Oliver Stone, Salvador (1986). Para entrar en el rol del Comandante Max Casanova tuvo que estudiar mucho, pues este estaba basado en un militar salvadoreño llamado Roberto D’Aubuisson.

En 1989 se le vio en el filme Romero, centrado en la vida y el asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero. En esa ocasión, su personaje fue el del padre Manuel Morantes.

A lo largo de su trayectoria, en la que figuran más de 70 largometrajes, siempre ha preferido los relacionados con Latinoamérica. En más de una ocasión ha abogado por la inclusión en este sentido. “He visto algo de progreso en la incursión de latinos en televisión. Lo bueno es que, en efecto, tenemos más presencia. Sin embargo, si vemos los porcentajes, aún estamos poco representados. En televisión tenemos alrededor de un 6 o 7 por ciento del elenco en promedio, pero en la población somos un poco más del 17 por ciento. Eso quiere decir que todavía estamos marginados. Mi esperanza es que podamos llegar a esa igualdad de representación; que desarrollemos, no solo más personajes en historias genéricas, sino también en series que representan a nuestra comunidad”, argumentó.

Quizás haya sido esa la causa principal por la que en 1992 se estrenó como fundador y director artístico ejecutivo del East L.A. Classic Theatre, donde se desarrollan producciones hechas por actores latinos y para audiencias hispanas. Esta iniciativa llamó la atención de esa comunidad y recibió el apoyo de importantes figuras como Andy García.

La misión del proyecto ha sido definida como esencialmente educativa. En su web aparecen más detalles sobre el trabajo encaminado a “crear acceso a la literatura dramática clásica para audiencias de minorías jóvenes”. Por esta labor tan noble ha recibido numerosos premios como Educador del Año, El Sueño de Los Ángeles, ALMA Lifetime Achievement Award y Nosotros Lifetime Impact Golden Eagle.

En su trayectoria también se hallan largometrajes como Oficial y caballero (1982), JFK (1991), Nixon (1995), Pain & Gain (2013), Roman J. Israel, Esq. (2017). Tras su paso por la gran pantalla, ha tenido la oportunidad de ser dirigido por grandes del género como Sydney Pollack y Oliver Stone. A su vez, ha compartido reparto con actores de la talla de Richard Gere, Kevin Costner y Anthony Hopkins, entre otros.

Durante la edad de oro de las series tampoco se ha quedado atrás. Ya sea como actor invitado o miembro recurrente del reparto, ha aparecido en Seinfeld (1991), The West Wing (2000), CSI (2004), Law & Order (2012), The Blacklist (2015), The Young Pope (2016), Marvel’s The Punisher (2017), Room 104 (2019), The Affair (2019)…

Por otro lado, también se ha desempeñado detrás de cámaras. En The Princess & the Barrio Boy, película estrenada en el 2000 y que versiona clásicos como La Sirenita y El Príncipe y el Mendigo, dirigió y participó en la escritura del guion. En esta obra estuvo al frente de grandes intérpretes como la también cubana María Conchita Alonso, Edward James Olmos o su propia esposa Ada Maris.

Con gran nostalgia por su tierra natal y cierta vinculación a la historia de esta a partir del cine (participó en La red avispa y The lost city), considera que aún le queda mucho por hacer. Le gustaría, por ejemplo, interpretar a José Martí.

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