El nombre de Alberto Salazar, nacido en La Habana el 7 de agosto de 1958, comenzó a sonar en cuanto a términos negativos se refiere, en 2015 (antes había ganado gran fama como guía de deportistas de talla universal). Ese año se conoció sobre una investigación conjunta entre el espacio televisivo Panorama, de la BBC, y la organización periodística sin fines de lucro, ProPublica, acerca de la presunta implicación del entrenador en una trama de dopaje.
Ambas entidades poseían testimonios de varias personas relacionadas con el preparador, quienes referían que se usaron microdosis de testosterona y prednisona en el Nike Oregon Project (NOP), grupo creado por la famosa marca para mejorar los rendimientos de varios corredores de largas distancias. En la etapa a la que aluden tales declaraciones, Salazar fungía como head coach del programa.
En aquel momento, Kara Goucher, subcampeona mundial en 10 mil metros en la edición de Osaka 2007, alegó que él había insistido en que tomara medicamentos para la tiroides, los cuales no habían sido recetados por su médico, con el objetivo de que perdiera peso tras su embarazo en 2010.
El 1 de octubre de 2019, varios medios reflejaron la noticia de que la USADA, institución que comanda la lucha contra las sustancias prohibidas dentro del deporte en Estados Unidos, había sancionado a Alberto y a Jeffrey Stuart Brown, otro miembro del NOP, por delitos de dopaje.
Se detalló que ambos usaron métodos prohibidos por la AMA (Agencia Mundial Antidopaje), manipularon controles y traficaron con testosterona a través de un programa no autorizado. Salazar apeló ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, pero el castigo se mantuvo.
En enero de 2020 se supo, además, que habían sido investigadas acusaciones contra él por conductas sexuales y emocionales impropias. Las atletas Mary Cain, Kara Goucher y Amy Yoder Begley eran tres de las que habían denunciado las actitudes del excorredor.
En diciembre del pasado año presentó un recurso ante esto último, pero no procedió y fue excluido del deporte de por vida, cuando un árbitro concluyó que existía una alta probabilidad de que agrediera sexualmente, al menos en dos ocasiones distintas, a una atleta de las que estaban bajo su tutela.
Ayer, algunos portales resaltaron la información de que el New York Times tuvo acceso a la sentencia del caso del Centro para un Deporte Seguro de los Estados Unidos contra él. Publicaron que Alberto “había cometido cuatro violaciones, que incluían dos instancias de penetración con un dedo a una corredora mientras le daba un masaje”.
De acuerdo con el rotativo, el documento, que fue preparado para que U.S.A Track & Field y el Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos pudieran imponer la suspensión de por vida, no nombra a quien acusa a Salazar. Sí ofrece varios detalles para identificar a la persona, puesto que describe la relación de la atleta con el mentor y da pormenores sobre los presuntos sucesos.
Por su parte, el preparador, en un correo electrónico enviado al prestigioso periódico neoyorquino, escribió: “nunca me he involucrado en ningún tipo de contacto sexual inapropiado o conducta sexual inapropiada. La conducta sexual inapropiada está completamente en desacuerdo con lo que soy como persona. Como devoto esposo, padre y ser humano, considero que cualquier tipo de conducta sexual inapropiada hacia otra persona es personalmente repugnante y va en contra de todo lo que creo”.
Durante su carrera como entrenador, tuvo bajo su égida, además, a los multilaureados Mo Farah y Galen Rupp.
Como atleta ganó tres veces consecutivas el Maratón de Nueva York (1980, 1981 y 1982), así como el de Boston (1982). Compitió en los Juegos Olímpicos de 1984, a donde llegó como uno de los favoritos para ubicarse en el podio en esa propia especialidad, pero finalizó en el puesto 15.
Llegó a Estados Unidos con su familia cuando tenía dos años y creció en Massachusetts.
Puedes conocer más sobre este tema en un trabajo que publicamos anteriormente:
¿Quién es el cubano involucrado en un escándalo de dopaje en Mundial de Atletismo de Doha?
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