Dijo Manuel Huerta a The New York Times que a la edad de seis años soñó por primera vez que era un atleta olímpico, después de practicar cerca de donde estaba la sede del equipo cubano de natación, a unas seis cuadras de su casa.
El nacido en 1984 quería ser el mejor tritón de su generación, y su primer paso sería encontrar un lugar para entrenar de manera constante. De alguna manera llegó a la escuela Marcelo Salado, en su momento, el principal escenario para la formación de atletas de esa disciplina en el país. Se levantaba cada día antes de las cinco de la mañana para ponerse a punto antes de comenzar a dar brazadas.
Luego cambiaría este deporte por el triatlón, y en 1997 participó en su primera prueba de esa especialidad. En noviembre de ese año salió rumbo a Estados Unidos. Su abuela se había marchado hacia allá por el Mariel en 1980. Manny llegó con su madre y su hermana. Pronto empezó a entrenar en las calles de la Pequeña Habana, en Miami.
Frank Sánchez, quien conoce a Huerta desde hace mucho tiempo, dijo al diario neoyorquino que su amigo quería ser el más rápido, pero no tenía el dinero, “entonces lo pusimos bajo nuestra ala y lo ayudamos, donándole partes de bicicletas, con contratos con patrocinadores y todas esas cosas. Vimos que era bueno”. Se unió a un club local donde se centró solamente en convertirse en un gran triatleta, deseo en extremo ambicioso.
Obtuvo una beca en Florida Atlantic University (FAU) y en 2003 fue invitado a integrarse al Centro Olímpico de Entrenamiento, ubicado en Colorado Springs. Al año siguiente se nacionalizó estadounidense y en 2011 se convirtió en subcampeón en los Juegos Panamericanos de Guadalajara.
En 2012 se ganó un puesto en el equipo norteamericano que participaría en las olimpiadas, luego de quedar segundo en los trials celebrados en San Diego. Solo dos representantes de esa nación asistirían a la cita y Manuel sería uno de ellos. Cumpliría finalmente su sueño de la infancia. Para aquella competencia en la capital británica entrenó en Costa Rica, cerca de un volcán activo, quizás como vía para aclimatarse ante posibles condiciones adversas. Llegó a la meta en Londres en el puesto 51.
En su momento, explicó que la noche antes de la prueba consumió pimientos y una ensalada que le hicieron sentir mal al día siguiente, a la hora de la verdad. Un mes antes de aquella fatídica jornada, había sido quinto en la etapa de la Copa del Mundo celebrada en Edmonton. Pocas fechas después de su actuación en Londres fue tercero en otra de las paradas de la Copa del orbe.
Durante largo tiempo lidió con lesiones y con dificultades para conseguir financiamiento que le permitiera presentarse en las distintas etapas de calendarios competitivos. Su padre murió de cáncer de colon. Su madre contrajo cáncer de piel. Estuvo cerca de rendirse en muchas oportunidades, según contó Roberto Solano, su entrenador.
El 24 de marzo de 2013, publicó el diario boricua El Nuevo Día: “después de representar a Estados Unidos en competencias internacionales, el triatleta de origen cubano Manuel ‘Manny’ Huerta tomó una decisión que a muchos podría parecerle descabellada: cambiar su ciudadanía deportiva para competir por Puerto Rico”.
La noticia, como era lógico, sorprendió a muchos. Varios especialistas pensaron que él había tomado la decisión porque le sería muy difícil clasificar en las pruebas de EEUU, pero, en cambio, explicó: “decidí competir por Puerto Rico primero porque ya vivo acá desde el 2011, me casé acá, rescatamos un puertorrican sato terrier (ríe)… pero lo más importante es que mis raíces, donde yo nací, son muy parecidas a las de acá y es donde yo me siento más identificado como persona”.
Defendiendo la bandera borinqueña logró un cupo para la cita de Rio 2016 y se convirtió en el primer triatleta en la historia de esa nación en clasificar a unos Juegos. Finalizó en el lugar 43 entre 55 participantes: cerró el circuito de kilómetro y medio de natación, 38.48 km en bicicleta y 10 en carrera con tiempo de 1 hora, 53 minutos y 22 segundos, a más de ocho minutos del campeón, el británico Jonathan Brownlee.
“Vinimos a representar con orgullo, pasión y esfuerzo a millones de boricuas en el evento más grande de nuestro planeta. Hoy nadé, pedaleé, corrí, sudé, sufrí y lloré, pero nunca me quité”, dijo el deportista en declaraciones que recogió un comunicado del Comité Olímpico de su país.
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