La historia de Aníbal Sierra comenzó a los ocho años en los terrenos de Dolores, en su natal Santiago de Cuba. Allí, en el sitio conocido por todos como “El campito de Dolores”, el muchacho comenzó a familiarizarse seriamente con el bate, el guante y la dura pelota de béisbol.
Hoy, 18 años después de su debut infantil en 2002, Aníbal ha jugado en AAA con el Round Rock Express, equipo perteneciente a la organización de los Astros de Houston, y aspira a ascender eventualmente hasta las Grandes Ligas con los campeones mundiales de 2017, club donden figuran sus compatriotas Yulieski Gurriel, Aledmys Díaz, Yordan Álvarez, Cionel Pérez y Rogelio Armenteros.
De su etapa inicial, sus principales recuerdos se centran en el Campeonato Mundial de la categoría 9-10 años, certamen en donde vistió por primera vez el uniforme de las cuatro letras.
“En mi segundo año, con nueve años de edad, hice el equipo Cuba de ese nivel y participé en el torneo Mundial que tuvo como sede a Venezuela. Eso sucedió en el 2004 y fue una experiencia increíble, muy bonita. Mi mejor momento de ese torneo fue cuando, a pesar de no desempeñarme como lanzador, pitcheé un juego contra Aruba y terminé llevándome la victoria desde el box. Al final, terminamos como subcampeones y regresar de allá con una medalla fue algo muy hermoso”.
Durante su más reciente temporada, la cuarta que completa en la pelota profesional, esta vez con los Corpus Christi Hooks de la Texas League (AA), Sierra jugó 96 juegos como utility de cuadro (2B, 3B y SS), y en ese lapso acumuló un slash line de .204/.274/.284, empujó 25 carreras, anotó otras 30, disparó 66 hits, cinco de los cuales fueron cuadrangulares y también consiguió 11 dobletes.
“Luego de aquel campeonato del orbe, me captaron para la EIDE, pero no pude jugar mi segundo año de la categoría 11-12 por una regla que impedía a los atletas de alto rendimiento poder asistir a la justa nacional.
“Al año siguiente me mantuve en la escuela y sí pude participar en ese torneo, cuyos resultados me permitieron ir escalando en la pirámide hasta integrar el plantel juvenil de la provincia. En esa etapa fui mejorando mucho en la defensa y en el bateo, aunque me faltaba un poco mejorar el físico”.
En el mismo 2019, el santiaguero también defendió por un breve período (15 partidos) los colores del Round Rock Express, en donde tuvo la oportunidad de compartir vestuario con su coterráneo Yordan Álvarez, quien ese mismo curso fue subido por los siderales y terminó siendo elegido como el Novato del Año de la Liga Americana.
Diez años después de sus primeros pasos por el diamante, Aníbal Sierra cumplió uno de sus mayores deseos como atleta: integrar el conjunto de las Avispas indómitas que participó en la LII Serie Nacional (2012-2013). Esa campaña sólo pudo ver acción en 16 choques y conectó nueve imparables en 26 turnos.
“De mi año de novato en la Serie Nacional tengo recuerdos muy buenos. De todos, el mejor es del día que me tocó debutar: jugamos contra Guantánamo y tuve la dicha de conectar hit en mi primera comparecencia al bate. Al final, considero que, pese a ser tan joven, ese año me fue bastante bien. Lo que más me costó fue adaptarme al nivel de exigencia, sin dudas el más alto que había visto hasta entonces”.
Tras completar tres temporadas con el plantel de Santiago de Cuba, en 151 choques dio 36 indiscutibles, produjo 28 (20 anotadas y 8 fletadas) y tuvo una línea ofensiva de .238/.307/.298. Si algo le faltó, fue conectar al menos un jonrón en la máxima categoría de la pelota nacional.
En 2015, Sierra decidió marcharse del país con la intención de intentar subir la enorme cuesta que le llevaría hacia la MLB. Su sueño, igual que el de otros tantos, sigue siendo el de pisar, como protagonista, un estadio de las Mayores.
“Me marché, en primer lugar, porque tenía el ansia de poder jugar en las Grandes Ligas y, además, deseaba poder darle una mejor vida a mi familia. Esos dos fueron los principales motivos que me hicieron tomar un avión hasta Haití y de ahí otro con rumbo a República Dominicana.
“En ese último país me mantuve entrenando alrededor de un año y medio, hasta que firmé un contrato con los Astros en 2016 y desde entonces vivo aquí en Estados Unidos. Gracias a Dios, ya logré traer a mis padres y ahora estamos todos juntos de este lado”.
En todo este tiempo, Aníbal se ha dedicado a perfeccionar al máximo sus capacidades en los diferentes aspectos de juego, y reconoce haber logrado crecer fundamentalmente en la defensa y el bateo.
“Lo más impactante que he notado de la pelota americana es la madurez y calidad de los jugadores, sobre todo de los pitchers. En estas ligas uno se enfrenta a jugadores que han estado en la élite o que próximamente tendrán esa oportunidad. Curiosamente, otra de las cosas que más me costó aprender aquí fue el adaptarme a usar lentes de contacto para jugar. Por suerte, eso ya no es un problema”.
La primera experiencia de este muchacho en el béisbol estadounidense sucedió en 2016 con los Astros Blue (Liga Dominicana de Verano), con quienes dejó slash line de .316/.465/.506 y luego en 2017 pudo desempeñarse en A+ con los Buies Creek Astros (Carolina League) y los Quad Cities River Bandits (Midwest League, A). Con los primeros tuvo un paso más largo, pues sumó línea de .196/.268/.291 en un total de 104 presencias.
Para el siguiente curso (2018), repitió con los de Buies Creek y tuvo su primer recorrido por Corpus Christi, para quienes en 68 partidos produjo 45 carreras, conectó igual cantidad de hits y cerró con .204/.259/.549.
De cara a la campaña de 2021, Aníbal Sierra aspira a repetir en AAA con los Express y continuar haciendo méritos para que los Astros decidan darle la oportunidad de estar con el primer equipo. “Yo me siento ready para jugar a ese nivel, pero el equipo es el que toma la decisión de cuando uno debe subir”, nos contó mediante WhatsApp el joven de 26 años.
Sus números son bien pobres, ojala llegue a los Astros pero lo dudo, tendría que mejorar un 100%