El pasado abril fue lanzada Quibi, una plataforma de streaming fundada en 2018 con la idea de convertirse en una alternativa a las poderosas empresas que ya dominan este sector del mercado. El detalle interesante en la oferta de la nueva competidora, y lo que la distancia de Netflix, Prime Video o Apple TV+, es que se basa en la creación y difusión de contenidos en formato corto y no en películas de 90 minutos o series con episodios de una hora.
La palabra clave para entender a Quibi es segmentación, pues cada una de sus propuesta se divide en clips de pocos minutos, lo cual convierte a sus audiovisuales en una suerte de novela por entregas en pleno siglo XXI. Es así que el público meta de esta nueva web son los usuarios de dispositivos móviles, razón por la cual la única forma de acceder a sus shows es a través de la Play Store o la App Store.
Aunque el concepto es bueno en apariencia, hasta julio pasado la plataforma había tenido dificultades para lograr su primer gran éxito y ganarse al menos un trozo de la audiencia. Fallaron en “pegarse” Idris Elba y su reality Elba vs Block, el film Most Dangerous Game, con Liam Hemsworth como protagonista, y también los documentales sobre estrellas deportivas como Chris Paul o LeBron James.
Sin embargo, con el estreno de Die Hart llegó su primera victoria.
La serie, protagonizada por el comediante Kevin Hart, a quien ya conocíamos de filmes como Central Intelligence (2016) o Jumanji: Welcome To The Jungle (2017), narra de forma ficticia los inicios del actor en la industria del espectáculo.
Como su paródico título indica, Die Hart sigue las aventuras de Kevin, quien, cansado de los papeles “del montón”, intentará superarse a sí mismo, convertirse en uno de los más célebres “tipos duros” de Hollywood y ganarse un rol en algún blockbuster. Para alcanzar su meta, nuestro héroe entrará en una escuela de formación para futuras estrellas del cine de acción. En este sitio, en donde lo mismo hay fuego y balas reales que batazos a la cabeza, el encargado de la instrucción será Ron Wilcox, representado por un tal John Travolta.
En clase, el bueno de Hart deberá competir con su ex rival escolar, Jordan King (Nathalie Emmanuel, la Missandei de GoT) y participar en un montón de ejercicios y escenas que le darán bastantes subidones de adrenalina, con tal de ganarse un puesto en el próximo filme del reconocido director Claude Van De Velde, interpretado por otro ídolo como es el francés Jean Reno (Le Grand Bleu, León).
Las lecciones con Wicox no serán cosa fácil para el novato, sobre todo porque los métodos de su profesor, el cual resulta ser una especie de matón de instituto con un bizarro sentido del humor, no son del agrado del aspirante al puesto de “nuevo” Bruce Willis. Al final, todo parece una gran broma que le están haciendo a Kevin, quien pareciera estar pidiendo que le despierten de un sueño demasiado intenso.
Hechas las introducciones, toca decir que la historia es bastante sencilla, pero la verdad es que tampoco aspira a ser mucho más que otro ejemplo favorable de esa mezcla efectiva entre la acción y la comedia, dos géneros que han funcionado de maravillas en franquicias como Beverly Hills Cop, Lethal Weapon, Shanghai Noon o Bad Boys.
Sí se nota que la serie toma elementos recurrentes en varios clásicos del cine contemporáneo (incluidos los títulos de cada uno de los 10 episodios), lo cual hace sin generar ruido ni alejarnos demasiado del tema central, que no es otro que el crecimiento de un personaje falto de habilidades, inconforme e inmaduro.
El cast, además de Hart, Emmanuel, Travolta y Reno, se da el lujo de contar con la presencia de Josh Hartnett (Pearl Harbor, Penny Dreadful) haciendo de… él mismo, en un instante que no va más allá de reírse de su persona y darle un poco más de glamur al show.
En resumen, Die Hart puede funcionar perfectamente como un remedio para aliviar la tensión de estos tiempos, siempre y cuando no sea usted demasiado exigente. Las buenas dosis de humor básico, el excelente elenco y la duración del metraje (aproximadamente 100 minutos) son puntos a favor de esta propuesta de Quibi, que más allá del éxito momentáneo, pudiera significar una razón para que más personas regresen a ver qué hay de nuevo ahí.
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