Diez años de la sanción que pudo privar a Amauri Sanit de su debut en Grandes Ligas

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Amauri Sanit. Foto: Tigres de Quintana Roo.

Históricamente, para triunfar en el deporte cubano, hubo dos opciones en las que pensar primero: boxeador o pelotero. Esos fueron los caminos hacia el éxito que recorrieron muchos, desde Kid Chocolate hasta Martín Dihigo, también Adolfo Luque, e incluso un tal Evelio Mustelier, conocido por todos como Kid Tunero.

Amauri Sanit siempre quiso ser atleta. Su primer baño de sudor memorable vino después de machacar a golpes un sandbag y saltar suiza como un condenado durante dos horas y media. En el gimnasio se sentía a gusto, aunque al final de cada entrenamiento terminara con ganas de morirse.

Estuvo en eso de hacer sparring y castigar la pera hasta los 16 años, cuando alguien le vio jugando en la calle y descubrió en su brazo derecho unas cualidades que lo hacían más valioso en el diamante beisbolero que dentro del cuadrilátero. En ese momento, Amauri cambió el hábito de los swings, ganchos y uppercuts por el de lanzar otro tipo de “golpes”.

Adaptado al repetitivo método de tirar pelotas contra una pared, el único truco del pitcheo que tenía dominado por ese entonces era el de la recta. Luego le cogió la vuelta a la curva, el cambio y el rompimiento, y poco a poco se fue haciendo un lugar en los equipos de la capital.

En 1995, con 16 años y un brazo que sentía capaz de partir en dos el mismísimo iceberg que jodió al Titanic, Sanit fue seleccionado para integrar la nómina de los Metropolitanos, desaparecido plantel de La Habana que hacía las veces de granja para los poderosos y célebres Industriales.

Como novato, en la 35ta. Serie Nacional, estuvo presente en 21 partidos, de los que inició cinco y relevó 16. Su saldo final fue bastante bueno, pues terminó con cuatro triunfos, una derrota y un salvado en 180 entradas de actividad. Al terminar el curso, fue incluido en la plantilla Azul que jugó la 1ra. Copa Revolución, en donde estuvo en ocho encuentros y no tuvo decisión alguna.

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Tras tres temporadas regulares más otra Copa Revolución con la camiseta de los Gladiadores, en 1998 Amauri Sanit había demostrado lo suficiente como para dar el salto definitivo a la mesa de los mayores. Guillermo Carmona, entonces mánager de los Leones, lo escogió como uno de los “refuerzos” para esa temporada y a partir de ese momento se convirtió en pieza fundamental del equipo más ganador de la pelota cubana.

Vistiendo la legendaria camiseta que antes prestigiaron nombres como el de Manuel Hurtado, Alfredo Street, Ihosvany Gallegos, Santiago “Changa” Mederos, René Arocha, Orlando “El Duque” Hernández y los dos Lázaro: Valle y De la Torre, Sanit fue haciendo de a poco su historia con el plantel más amado y odiado de Cuba.

A la altura de 2002 ya estaba en el top 10 de los mejores relevistas y cerradores de la Isla. Su particular estilo sobre el box lo llevó a confirmarse como un seguro de vida para uno de los equipos más exigentes de todos en los momentos complicados. Sin embargo, no terminaba por llegarle lo que más quería: la convocatoria para la selección.

Según él mismo declaró en una entrevista para el sitio Thunder Baseball, el motivo fundamental para su ausencia en los equipos Cuba de aquellos años se debía a la desconfianza de los directivos en su persona.

“Nunca me invitaron a formar parte de la selección nacional, porque pensaron que una vez que dejara el país, me quedaría en los Estados Unidos. Así que decidí seguir adelante y partir”, comentó en 2009.

Su primer destino fuera de la Isla fue México. Luego se marchó a un periplo que lo llevó a Costa Rica, Guatemala y después a Panamá. Tras recetar ponches por cuatro años a lo largo de medio continente, Amauri Sanit fue a parar a República Dominicana. Allí lo descubrieron los New York Yankees en 2006 y lo mandaron directo para su sistema de granjas.

Primero trabajó un breve período con los Tigres del Licey dominicanos y en 2008 fue trasladado a Estados Unidos. Allí, hasta 2010, estuvo con los  Scranton/Wilkes-Barre RailRiders (AAA; División Norte de la Liga Internacional),  los Trenton Thunder (AA; Liga del Este) y los Tampa Tarpons (A+; División Norte de la Liga Estatal de Florida).

También en el período 2009-2010 trabajó con los Indios de Mayagüez de la Liga Invernal de Puerto Rico y las Águilas de Zulia venezolanas, club este último con el que participó en la Serie del Caribe de 2011.

En EEUU vivió su momento más difícil en el béisbol profesional, pues justo por estos días, hace diez años, después de estar con los Yankees en la pretemporada y sumarse luego a los RailRiders, fue sancionado por 50 juegos luego de resultar positivo por uso de mefentermina, un estimulante cardiaco prohibido. Esa historia probablemente pudo haber puesto fin a sus sueños de debutar en la Gran Carpa. Cualquiera de estas medidas puede tirar por la borda los esfuerzos de muchos años, y más cuando la persona de quien hablamos posee una edad con la que pocos lanzan sus primeras bolas al más alto nivel del béisbol en el orbe.

Sin embargo, después de pasar ese mal rato, y a pesar de contar 31 años, en 2011 llegó su gran momento. A esas alturas los Mulos de Manhattan decidieron reconocer su trabajo y subirlo a las Grandes Ligas, gracias a lo cual sumó su nombre a una larga lista de cubanos que han podido disputar un partido en el big show. No obstante, la aventura duró poco.

En Baseball Reference aparecen las estadísticas de Amauri Sanit con los Yankees: siete innings repartidos entre cuatro choques de la temporada de 2011. Durante ese breve paso por las Mayores, permitió 12 imparables y 10 carreras limpias, válidas para un pésimo promedio de 12.86. Entre otras cosas, dio cuatro ponches, regaló tres boletos y terminó con WHIP de 2.143.

A continuación se quedaría un semestre más dentro de las filiales neoyorquinas, aunque más tarde decidió irse a México, en donde jugó gran parte de los últimos años de su carrera. En la tierra de los aztecas alternó con dos escuadras entre 2011 y 2015: los Tomateros de Culiacán de la Liga Mexicana del Pacífico y los Tigres de Quintana Roo, pertenecientes a la ilustre Liga Mexicana de Béisbol (LMB).

Con los “felinos” de la Península de Yucatán llegó a vivir momentos espectaculares, pues sus brillantes actuaciones le valieron para obtener dos veces de forma consecutiva el galardón al mejor lanzador de la LMB, en los años 2013 y 2014.

Finalmente, en 2016 colgó el guante y la gorra en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, en donde fueron los colores de Navegantes del Magallanes los últimos que defendió como atleta activo.

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Revive uno de los mejores partidos de Sanit con los Tigres de Quintana Roo

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