Hay más de 5 mil kilómetros de costa y unas 400 playas arenosas en el archipiélago cubano. Dondequiera que estés, en un entorno de montaña o en una ciudad, nunca estarás a más de 150 km de la costa, muy probablemente de una de estas playas escondidas, que se encuentran por sorpresa o por indicaciones de residentes locales.
En algunos sitios puedes encontrar piscinas naturales creadas por el arrecife que han sido preparadas para que los bañistas entren con seguridad al agua, o han sido colocadas escaleras como las que se instalan en las piscinas.
Estas últimas no son playas arenosas, pero ahí es igual la experiencia en el agua y con los peces. Hay sitios así en Punta Perdiz o Caleta Buena, espectaculares, en la península de Zapata, en las aguas de la bahía de Cochinos. Ahí se puede disfrutar un simple baño, nadar o sumergirse con snorkel o bucear con la asistencia de instructores.
Estas son playas que no están en el mainstream del turismo cubano. Quizá quieras empezar por ellas.
Maguana (Guantánamo)
Baracoa fue la primera villa fundada en Cuba, en 1511. Es una pequeña ciudad entre el mar y las altas montañas; que permaneció aislada por siglos, porque el único modo de llegar era por mar y, más tarde, por avión, y en una época hasta en hidroavión. A inicios de la década de 1960 se abrió La Farola, una moderna y segura carretera de montaña que hizo más común viajar a Baracoa.
Igual sigue siendo una aventura, es una carretera que avanza a grandes alturas, una de las rutas escénicas más impactantes y bellas de Cuba.
La gente va a Baracoa buscando historia, patrimonio; pues allí se conserva la Cruz de Parra, la única cruz que queda de las 29 que plantó Cristóbal Colón a su llegada a las Américas.
Es una de las zonas de mayor biodiversidad en el mundo. Muy cerca está la Reserva de la Biosfera Alejandro de Humboldt. Tierra de grandes ríos y bosques, de especies únicas como los bellos caracoles llamados polimitas, productora de café y cacao.
El mar y la costa son otro capítulo en Baracoa. Si tomas la carretera hacia el este o el oeste encontrarás decenas de playas pequeñas y espectaculares.
Camino hacia el oeste, a unos 20 kilómetros, llegarás a Maguana, una playa de aguas verdeazules y muy claras, protegida por una barrera coralina a 200 metros de la costa. Hay arena blanca, cocoteros, y algunos residentes locales que pescan o van a disfrutar de las aguas. Entre lunes y viernes está casi solitaria.
Puedes hacer el trayecto en bicicleta, o en taxi, o en bus turístico, mientras disfrutas los escenarios de las montañas a un lado y la costa al otro. Vas a pasar por un puente sobre el río Toa, el más caudoloso del país.
Maguana es una playa que encanta. Aguas cálidas y cristalinas, arena blanca fina y naturaleza casi virgen alrededor en la región que muchos consideran la más hermosa y auténtica de Cuba.
Jibacoa (Mayabeque)
Jibacoa, en forma de media luna, se hizo popular entre cubanos y visitantes internacionales en los últimos años, pero sigue sin ser una playa concurrida.
Es una pequeña área vacacional a 50 kilómetros de La Habana, en el camino a la ciudad de Matanzas, y aún permite disfrutar de la playa en un bello entorno natural y en tranquilidad.
Hay en la zona una serie de playas de arenas blancas que contrastan con el verde de los árboles y montañas cercanas que no pasan de los 100 metros de altura.
Aun cuando la propia playa de Jibacoa no es muy concurrida, el secreto en esta zona puede ser ir más allá y caminar hacia el este a lo largo de la costa, para encontrar pequeños sitios aislados, tranquilos, que te harán sentir que finalmente hay una playa solo para ti en el mundo.
Cocodrilo (Isla de la Juventud)
El viaje a Cocodrilo incluye un vuelo de 25 minutos desde La Habana a Nueva Gerona (o un viaje de varias horas y etapas, en bus de La Habana al puerto de Batabanó y de ahí en catamarán a Gerona), rentar una habitación o una casa en esa ciudad, capital de la Isla de la Juventud, y conseguir un permiso de las autoridades locales para acceder al sur de la Isla, un área protegida.
Si buscas aventura esta pueda ser una buena oportunidad. Encontrarás en Nueva Gerona a alguien que te pueda poner en contacto con algún residente de Cocodrilo, de modo que al llegar a ese poblado en la costa sur de la Isla ya tengas hospedaje allí.
El próximo paso es obtener el permiso para pasar el puesto de guardafronteras y luego tomar un bus para un viaje de más de una hora hacia el sur. Puede que no sea un viaje cómodo, pero vale la pena.
Cocodrilo es un pequeño poblado de pescadores fundado por gente que vino de Islas Caimán. Muchos años atrás se le conocía por Jacksonville. La población no supera las 400 personas, la vida es simple allí. Abunda la comida marinera, y hay pequeñas ensenadas a lo largo de la costa que permiten disfrutar el mar con total privacidad.
Hay una playa en forma de media luna a poca distancia del pueblo, pero si caminas por un sendero de unos dos kilómetros (puedes observar pájaros como el tocororo) llegarás a una playa solitaria, de entre 200 y 300 metros de largo, arena fina y blanca, y las aguas más claras que hayas visto. Es una de las muchas que podrás encontrar en el sur de la Isla de la Juventud.
Las Tumbas (Pinar del Río)
Muy poca gente vive en la península de Guanahacabibes. Hay una pequeña villa turística con menos de 20 cabañas de madera sobre pilotes, bosques extensos, cuevas y cenotes de aguas claras. El acceso a la punta más occidental de Cuba es una carretera que sigue la costa, verás arrecife y acantilados de hasta 20 metros de altura.
Una vez que llegas al cabo de San Antonio, el punto extremo oeste de Cuba, verás un hermoso faro de 1850 y poco después, a la vuelta, comienza la costa norte cubana. Ahí encontrarás muy pronto una línea de playas solitarias, prácticamente vírgenes, que se extiende por varios kilómetros.
Vas a poder caminar por mucho rato, horas, por una playa increíble: aguas turquesa a tu izquierda, y a la derecha la línea verde de árboles del bosque.
Las Tumbas es una playa de cinco kilómetros de largo, arena blanca, una duna bordeada por cocoteros y árboles de uva caleta. No hay edificios ni gente a la vista, solo belleza natural para disfrutar con tu pareja, tu familia o unos pocos amigos.
María Aguilar (Sancti Spíritus)
María Aguilar es una playa de cuatro kilómetros de largo, localizada a unos 15 kilómetros de Trinidad, la bella ciudad colonial en la costa sur central de Cuba, inscrita desde 1988 en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad y declarada Ciudad Artesanal en julio de 2018.
Es un sitio de aguas tranquilas la mayor parte del año, con el encanto de una playa caribeña, agradable y fina arena blanca y el color verdeazul del mar que tanto atrae a los bañistas. A pocos metros de la orilla se puede hacer snorkeling y observar abanicos de mar y gorgonias, pequeños peces tropicales y esponjas de mar.
Mientras descansas en la arena puedes disfrutar del paisaje. A lo lejos se ven las montañas de El Escambray, el segundo grupo montañoso de Cuba.
Una playa espléndida, una ciudad acogedora con un patrimonio que data desde el siglo XVII, con decenas de pintorescos restaurantes y casas particulares de renta, y muy cerca montañas por si quieres cambiar de escenarios por un día y hacer senderismo, fotografía de naturaleza y birdwatching antes de regresar a la orilla del Caribe.
PD: Artículo publicado en Cuba Pura.
Otro trabajo sobre maravillas naturales de Cuba
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