Si hay un nombre asociado al éxito de Marvel Comics, ese es el de Stan Lee. El ya desaparecido creador dio vida a personajes inmortales de la historieta como los X-Men, los Cuatro Fantásticos, Hulk, Daredevil o Thor, y gracias a ello se convirtió en un icono de las viñetas occidentales. Sin embargo, casi a la par del legendario y carismático “señor de los cameos” en los filmes de la compañía, hay otra persona, una de herencia cubana, que ha aportado muchísimo a esa gigantesca transnacional de los cómics.
Joseph Quesada nació el 12 de enero de 1962 en Nueva York, la ciudad a la que años antes había llegado un abuelo suyo, nacido en la Mayor de las Antillas. Tras años de trabajo en la Gran Manzana, este señor logró que sus hijos se fueran a vivir allá también y todos se mudaron del Bronx a Jackson Heights, distrito de Queens. Allí llegaría el bueno de Joe a ser el nuevo integrante de la dinastía.
La diversidad cultutal característica de Jackson Heights marcó al artista para siempre. Allí, muy cerca del Shea Stadium, templo deportivo en cuya construcción participó su padre, creció el muchacho bajo la influencia de sus propias raíces afrocubanas y del legado latino, asiático y europeo de sus amigos.
A los siete años, el pequeño descubrió su verdadera vocación en una historieta de su “amigable vecino” Spider-Man, a quien la ficción colocaba como inquilino del cercano barrio de Forest Hills. En un número del arácnido en donde se trataba el tema de la adicción a las drogas, Joe Quesada encontró su propio “vicio”: el de dibujar y crear historias “cuadro a cuadro”.
Ya para 1984, el joven aspirante a artista se graduó como ilustrador y Bachiller en Bellas Artes de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York (SVA NYC, por sus siglas en inglés). Aunque a esa altura sentía que los cómics habían quedado en el pasado como algo exclusivamente para niños, la “magia” del Batman de Frank Miller le devolvió al camino viñetero que tantas veces su padre le había motivado a seguir.
Eventualmente, en 1990 fue contratado por DC y alternó también con trabajos en Valiant Comics. Según declaró en una oportunidad, entonces le llegó la ocasión de empezar a cobrar por algo que solía meterlo en muchos problemas cuando era solo un estudiante de secundaria.
A partir de ese instante, su firma quedó en las portadas de series como Ninjak y Man of the Atom, pero fue con su re-imaginación —junto al escritor Jack C. Harris— de un personaje de la Era Dorada, The Ray, que dejó su huella más personal.
Más adelante, en el ‘92 lograría un gran hito en compañía del guionista Dennis O’Neil, gracias a su desempeño en Batman: Sword of Azrael, serie limitada para la que dieron vida a este último personaje. Esa misma temporada mereció el galardón Harvey, que lo reconoció como uno de los autores más prometedores de su industria.
El gran salto en su carrera se produjo en 1998, luego de pasar varios años desarrollándose como artista dentro del sello Event Comics, fundado por él y su colega Jim Palmiotti. Allí publicaron, entre otras, series como Ash, 22 Brides, Crimson Plague y Painkiller Jane, obras que motivaron el interés de Marvel, la cual decidió contratarlos con el objetivo de revitalizarse.
Tras la llegada de Joe y Palmiotti, se produjo el nacimiento de Marvel Knights, en donde decidieron dar prioridad a personajes como Black Panther, Inhumans o The Punisher y consiguieron rescatar definitivamente a una compañía que se había declarado oficialmente en bancarrota.
Dos años después de su arribo, Joe fue ascendido a editor en jefe de la “casa de las ideas” y continuó expandiendo su influencia hacia líneas como MAX, pensada exclusivamente para un público adulto, y Ultimate, con la cual planteaba una vuelta de tuerca al universo Marvel que les permitiera atraer a un gran número de nuevos lectores.
Tras más de una década de éxitos, en 2010 Joe Quesada fue ascendido a director creativo en jefe de Marvel Entertainment, lo cual le dio poder —y por supuesto, también responsabilidad— total sobre todas las decisiones editoriales y otros tantos emprendimientos de la firma, incluido el mega proyecto conocido como Marvel Cinematic Universe, del cual había sido uno de los principales impulsores desde su lanzamiento en 2008.
No fue hasta 2019 que volvió a tener un giro en su carrera, cuando Kevin Feige fue nombrado como nuevo director creativo absoluto para Marvel Entertainment y Marvel Studios. En ese entonces, Quesada fue renombrado como vicepresidente ejecutivo y también creativo, lo cual aseguraba su presencia en el futuro de la marca, convertida en filial de Disney desde 2015.
Aunque no son tan conocidos dentro de sus múltiples creaciones, hay un grupo de personajes que demuestra particularmente el respeto de Joe Quesada por sus ancestros cubanos. Se trata de los Santerians, quinteto de superhéroes, diseñado exclusivamente por él para ser parte de la serie Daredevil: Father, publicada en 2007.
Para darles vida, el cubanoamericano se inspiró en las deidades orishas con las que tuvo contacto mediante su madre y así honró su legado familiar y cultural. Con ello permitió además que, por primera vez en una historieta estadounidense, aparecieran Elegguá, Oggún, Shangó, Oshún y Oyá, quienes se juntaron con “el hombre sin miedo” para combatir el crimen en Nueva York.
En 2017, Joe vino a Cuba a conocer a unas tías que aún vivían en la isla. Aquí compartió con ellas su tiempo y los recuerdos sobre su familia, sobre todo de su mamá, quien había fallecido tiempo atrás en Nueva York. Declaró par de años después en una entrevista: “Dentro de nuestra cultura (hispana), no importa dónde te encuentres, de dónde vengas (…) siempre se trata de la familia”.
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