En los últimos años, los trastornos alimenticios se han identificado como enfermedades cada vez más frecuentes, sobre todo en los adolescentes. Con este término, según el artículo Chronicillness and disorderedeating: a discussion, publicado en 2013 en el repositorio del National Center for Biotechnology Information, se engloban varias enfermedades asociadas a la ingestión de alimentos o no, en función de una alteración de la imagen corporal (bulimia, anorexia, vigorexia, megarexia, permarexia).
La drunkorexia se suma a la lista anterior. El término está formado por la palabra drunk, proveniente del inglés, y que por su traducción podría ser «estar borracho» y el sufijo «exia», que significa «trastorno». La enfermedad conjuga varias conductas como la anorexia, la bulimia y el alcoholismo.
También conocida como alcohorexia o ebriorexia, es un trastorno de la alimentación, relativamente moderno. De acuerdo con los datos recogidos por el Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (CICAN) de México, el término fue utilizado por primera vez en el periódico norteamericano The New York Times para nombrar esta conducta de jóvenes que restringen el consumo de alimentos con alto aporte calórico para ingerir bebidas alcohólicas en exceso.
Todo se reduce a una cuestión de aceptación social, y cuando la obsesión por adelgazar, se une la presión del consumo desmesurado de alcohol entre los jóvenes, estos se encuentran ante el dilema de renunciar a beber para no engordar o beber a pesar de que engorde. Este debate al interior de un adolescente inmaduro no se decanta ni por una cosa ni por la otra y deciden dejar de comer para poder seguir bebiendo.
La problemática de la obesidad y el sobrepeso afecta en especial a las mujeres, y en su afán por querer adelgazar recurren a métodos como este que son perjudiciales para la salud. Expertos del Instituto de Obesidad de Madrid, España, han comprobado que el hígado femenino sufre más por el alcohol, aunque ingiera menos cantidad que un hombrey, aun bebiendo la misma cantidad la sangre de una mujer absorbe entre un 30 y un 50% más.
Según lo planteado en la Revista Española de Nutrición Comunitaria, los hábitos de la drunkorexia incluyen, entre otras actividades, contar las calorías de los alimentos y bebidas que ingerirán, dejar de comer por horas o días enteros previo a la ingestión de las bebidas alcohólicas, inducirse el vómito y, por otra parte, incrementar la actividad física para quemar las calorías excedentes.
Los síntomas de este trastorno están asociados a las consecuencias del consumo desmedido de alcohol en cuerpos prácticamente desnutridos, que puede provocar problemas gastrointestinales y dentales, daño hepático, pérdida de cabello, debilidad corporal y mal aspecto de la piel, entre otros.
Debido a su relativa novedad en el campo científico, existe muy poca investigación acerca de este fenómeno, algunos lo consideran un trastorno de la conducta, otros lo asocian a la conducta alimentaria, pero unos y otros coinciden en que es insano y en su tratamiento intervienen, de manera integral, endocrinos, entrenadores físicos, médicos metabólicos, nutricionistas, pediatras, psicólogos y psiquiatras. Los primeros pasos se dan en torno al control de los impulsos y la reducción de la ansiedad.
Entre otros métodos fallidos en el afán de restar calorías está también el uso del tabaco o cigarros como inhibidor del apetito.
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