El Obra Dinn se dio por perdido en el mar en 1803, y de la nada, reapareció en 1807. De las sesenta personas a bordo, ninguno se encuentra en la nave, al menos vivo. Es un barco fantasma, y todos sabemos cuántas teorías surgían en los siglos XVIII y XIX cuando un barco desaparecido era reencontrado sin tripulantes. Nos toca investigar qué ha ocurrido. Un viaje en el tiempo en modo detective privado. Bueno, al servicio de la corona británica, pero eso no es importante. Lo importante es nuestra capacidad deductiva, cómo interrelacionamos nombres, rostros, situaciones disparatadas y les damos sentido entre todo el caos que se vive dentro de una embarcación en altamar.
The Return of the Obra Dinn (2018), pieza de Lucas Pope que generó muchísimas expectativas a partir de los diferentes demos presentados, nos permite vivir una experiencia que, al menos en lo personal, he podido disfrutar muy pocas veces: la de investigar y sentir que sacas conclusiones propias a partir de tus capacidades deductivas (suena profundo, pero esto es gracias a que Pope nos regala el protagonismo). El primer recorrido por los hechos es caótico, una disposición determinada por el autor, aunque con pequeñas variaciones a partir del orden en que encontramos algunos cadáveres. Pero una vez conocemos los detalles de lo ocurrido en el Obra Dinn, podemos regresar a estos en el orden que deseemos.
La principal mecánica del juego la accionamos con un reloj de bolsillo que nos permite recrear el momento de la muerte, a partir de los restos que hallamos en la nave. Una imagen en 3D, congelada, nos muestra los instantes finales de las víctimas y en ocasiones las últimas palabras antes de esfumarse la vida de ese marinero o pasajero, y una lista detallada de quiénes fueron testigos de ese momento. A veces vemos directamente los rostros de estos, en otras no, solo sabemos que estaban ahí. Cuando revivimos esos instantes finales, podemos intentar identificar las caras y determinar quién es quién en los dibujos y daguerrotipos que tenemos de la tripulación.
La mecánica secundaria es la que nos hace ocupar esa piel de detective: un libro donde se registran los hechos ocurridos en capítulos, y determinamos cómo muere cada uno, casi al estilo del Cluedo: “Juan Pérez, segundo al mando, asesinado con un arma de fuego por el cocinero Carlos Hernández”. La lista de causas de muertes es bien larga: desde lo clásico que puede ocurrir en un barco (ahogado, golpeado por el mástil, aplastado por un cañón suelto) a otras un poco más increíbles, como destrozado por una bestia marina. Y si a esta cantidad de formas de perder la vida le agregamos la difícil identificación de cada una de las personas a bordo, atinar quién es quién y cómo murió es casi imposible. No obstante, Pope pone una regla a prueba de tramposos: solo al acertar con tres personas y sus destinos, estas se confirman.
La lista de nombres también nos proporciona otras informaciones, como nacionalidad o rol en la embarcación. Las imágenes de los tripulantes nos indican qué ropas usaban los oficiales y diferentes marineros. Los diálogos a veces nos revelan un nombre, pero en otras nos dan un acento, un apodo, una referencia a lo que hacía esa persona en la nave, la forma en que se dirigía a otro. Son hilos de información esparcidos por cada uno de los escenarios y nos toca a nosotros unirlos, si esto es posible. ¿Dónde dormían los indios? Tal vez eso nos ayude. Los chinos deben tener rasgos asiáticos; quizás buscar ese detalle en las imágenes. A veces no presenciamos una muerte, pero podemos asumir qué ocurrió o cómo alguien desapareció.
La historia detrás del Obra Dinn es bastante clásica: un relato de avaricia y traición que desata una espiral de violencia. Un tesoro maldito que atrae a todo tipo de monstruosidades, incluyendo un Kraken. Tómense su tiempo en cada una de las escenas donde esta criatura intenta hundir el barco: una oportunidad única de disfrutar del miedo en estado puro.
Un pequeño comentario, The Return of the Obra Dinn es una aventura en 3D monocromática (¡gráficos de 1 bit!). El resultado es bien extraño: una sensación de viaje al pasado, a través de colores que también relacionamos con otro pasado: el de las primeras computadoras.
Incluso si no somos buenos detectives, sabemos qué ocurrió en el Obra Dinn, quién traicionó a quién y cómo todo terminó de manera tan desastrosa. Pope prioriza una narrativa lineal y nos deja la tarea de descubrir los detalles: no necesitas ser un jugador meticuloso para disfrutar de la investigación, aunque cada identificación acertada le agrega una capa extra a la narrativa. Por otro lado, si no descubres el destino de cada una de las almas que iban en el navío, no tienes acceso al capítulo ocho, el cual nos permite cerrar la historia por completo y atar varios cabos sueltos relacionados con el capitán.
Pope dibuja la vida en la embarcación con mucho mimo. Los oficiales de mayor rango tenían su camarote asegurado y el resto dormía en hamacas entre cañones. La división de las distintas secciones de la nave, el nivel de detalle del cuarto de armas o el del carpintero, el movimiento de las cuerdas y de las amarras durante las tormentas… uno puede deleitarse recorriendo el lugar y reconstruyendo en su cabeza cómo vivían tantas personas allí. Yo no tengo idea de cómo luce el interior de un barco del siglo XIX, pero Pope me convence de que esto es lo más cerca que he estado nunca.
La música es otro de los puntos altos (compuesta también por Lucas). Mientras estamos en el presente, solo se escuchan los efectos de sonido: nuestros pasos, el oleaje chocando con la nave, la lluvia, la madera que cruje. Pero cuando accedemos a esas memorias de las muertes, la música juega un papel fundamental. Cada uno de los capítulos de la historia cuenta con un tema diferente que busca inducirnos un estado de ánimo. El título de los temas se corresponde al de los capítulos. The Doom es la debacle final, una obra lúgubre pero solemne, una suerte de funeral anticipado. Unholy Captivities nos da la sensación de estar en una marcha festivalesca, un carnaval humillante y grotesco. Soldiers of the Sea acompaña uno de los momentos más macabros del juego, a través del contraste, y transmite la llegada del esperado final feliz en medio de una invasión de monstruos marinos. Cada melodía se queda grabada, resonando una y otra vez.
La exploración del Obra Dinn no es un juego para todos los gustos. Sin mucha acción donde participar, y más centrado en el relato y en el enviromental storytelling (narrativa construida a partir de los elementos colocados en el escenario), su capacidad de inmersión viene dada por los hechos ocurridos en la nave, la forma de contarlos y las mecánicas experimentales, un estilo que ha caracterizado a Lucas Pope en cada uno de sus juegos. Como mismo lo fue Papers, Please! (2013, Lucas Pope) en su momento, The Return of the Obra Dinn es una obra de arte, un respiro en una industria que se vuelve repetitiva.
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