Abrir la lata y creer que puedes aguantar. Bolivia, el Álamo para sus rivales una vez se adelantan. Dice la estadística que hace sesenta años nadie le remontaba un partido a Bolivia en Copa América. No es que sea una selección habituada a marcar el primer gol, pero algún mérito tiene. Marcelo Martins anotó como único ha podido hacerlo en sus participaciones en Copa América: desde el punto de penalti. De ahí en adelante fue la tragedia, esa magnífica idea de parquear el autobús frente a la portería (popularizada tras la victoria del Inter de Mourinho frente al Barça en 2010). Una jugada maestra tan efectiva como tirar una moneda al aire.
Primero empata Guerrero: control, un toque largo para deshacerse del portero y regresa la paridad al luminoso. “No importa, mantenga la misma estrategia”. Y pum, llega el segundo. Farfán, quince años después, anota en Copa América para tomar la fortaleza inexpugnable de Bolivia y hacer añicos el estandarte “nadie nos remonta en Copa América” (léase con tono burlesco). ¿Y ahora? ¿A buscar el empate a la heroica? No es posible, hay equipos que parquean la guagua porque no tienen otra opción, porque sus limitaciones le obligan a jugar de una sola manera. Bolivia lo intenta, pero no tienen la calidad necesaria para salir a buscar otro gol sin que les bombardeen la portería. El tercero cae al borde del pitido final, pero pudo ser mucho antes. Bolivia es una de las peores selecciones de la Conmebol, por eso se ha acostumbrado a esconderse, y a ser buena en ello. Por desgracia, a veces la estrategia no funciona en lo absoluto.
A Venezuela sí le salió a la perfección lo de buscar el resultado gafas. Con dos goles anulados, VAR mediante, Brasil se estrelló contra el muro de la vinotinto. Y preocupa Brasil, llena de estrellas y carente de gol. Sin Neymar, la selección de Tite es un Barça sin Messi. Toca, domina, lo intenta, y el tiempo se les escurre entre fallo y fallo. Brasil sin goles. Brasil y la presión de no ganar en casa. Brasil y los fantasmas que se niegan a descansar cinco títulos mundiales después. Brasil, que cuando es sede única de la Copa América, siempre sale campeón (este dato, según la Wikipedia, quizás no sea muy confiable, como Brasil cuando organiza la Copa del Mundo). Brasil, simplemente Brasil.
Mientras tanto, Neymar lucha por volver al Barça. Y por recuperarse de su lesión.
0 Comentarios