Ahí está Brasil, sin Neymar, con todas sus estrellas. Domina Brasil, ataca Brasil, dispara Brasil, y no hay sorpresas, Brasil golea. ¿A quién le importa? A nadie en su sano juicio. El sopor de la primera parte no se diferencia del de las horas de guardia de un soldado. Pierdes el duelo, caes dormido, y al despertar, no han pasado ni dos minutos. Qué horror. Qué yo hago aquí. Por suerte, el VAR nos rescata en la segunda mitad. Penal a favor de los locales (Brasil, por si alguien no se ha enterado dónde se está jugando), Coutinho cobra de la peor manera posible, piernas cruzadas después del remate, sin mucha fuerza, pero esquinado y con un bote justo delante del portero. ¿De qué te sirve adivinar si no logras detenerlo? Los «por poco» no valen en el deporte, pero es el único clavo al que puede aferrarse el hincha perdedor.
Después de abrir el melón, el partido es puro trámite. Coutinho, sin marca, la envía al fondo de las redes por segunda vez. Sus compañeros lo abrazan, él mira el estadio, es el Camp Nou, Messi y Suárez le sonríen, Piqué le zarandea la cabeza, y por un segundo, le parece escuchar su nombre coreado por la grada. Pero ni Messi ni Piqué hablan portugués, y la ensoñación dura solo unos instantes. El tercer gol es gol bello, pero carente de importancia: es el tercero, es una Copa América y no un gran torneo, es ante Bolivia, el equipo elegido una y otra vez para el partido de apertura frente a los anfitriones.
Al parecer, la Conmebol considera que América es el pedazo de continente que les pertenece, idea que uno suele adjudicarle a los estadounidenses. En fin, Japón y Qatar, invitados de honor sin motivos para sospechar al respecto (“Hola, Juegos Olímpicos de Tokio 2020”; “Hola, sede del próximo Mundial de Fútbol”), no tienen muchas oportunidades de llegar a la final, pero sería tan bello que una selección no sudamericana ganase la Copa América. Quizás así, dentro de cuatro años, tengamos un torneo decente y no los mismos solos de Brasil, Uruguay, Colombia y Argentina.
Fe de erratas: donde dice Argentina, en realidad es Chile.
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