«Devil May Cry», la explosiva aventura que carga también un sólido mensaje social

3 min


0

En los últimos años, el nombre de Adi Shankar se ha convertido en un sinónimo de calidad certificada, sobre todo si se trata de adaptar conocidos videojuegos al formato serial. El productor y cineasta de origen indio ha sido la mente maestra detrás de Castlevania (2017-2021) y su secuela, Nocturne (2024-2025), además de piezas como The Guardians of Justice (2022), y Captain Laserhawk: A Blood Dragon Remix (2023), y también de su propio universo conocido como Bootleg (pirata).

El más reciente acierto de este creador es nada menos que Devil May Cry (DMC), una saga que ya había sido convertida en serie en 2007, mediante un anime de 12 capítulos. Esta vez, el show llega impulsado por Netflix y se centra muchísimo más en esta marca creada por Hideki Kamiya y lanzada en 2001 por la empresa nipona Capcom como exclusiva para la consola PlayStation 2 (PS2), aunque eventualmente tendría cinco entregas más, disponibles indistintamente para ordenador, PS3, PS4, Xbox (360/ One), Nintendo Switch e IOS.

La trama de esta versión, cuya temporada inicial consta de ocho partes, sigue a un cazador de demonios llamado Dante (Johnny Yong Bosch) en su viaje de venganza contra las criaturas que asesinaron a su madre, Eva (Kari Wahlgren), y a Vergil (Robbie Daymond), su hermano gemelo.

Por el camino, este parlanchín y socarrón antihéroe se cruzará con Mary Ann Arkham (Scout Taylor-Compton), agente de la organización antidemonios DARKCOM con un pasado similar al suyo, y también con el Conejo Blanco (Hoon Lee) y el vicepresidente William Baines (Kevin Conroy, rol póstumo/ Ian James Corlett, diálogos adicionales), dos tipos con intereses opuestos, pero de un método en común: “desvivir” sin misericordia a cualquiera que represente un obstáculo en la defensa de sus ideales.

El elenco lo completan, entre otros, Chris Coppola (Enzo Ferino), Jon Gries (Presidente de los EEUU), Ray Chase (John Arkham/ Agni/ Rudra), Tina Majorino (Sentry), Sunkrish Bala (King), Fryda Wolff (Ninja), Kenny Omega (Sly), Leilani Barrett (Patriot), Erica Lindbeck (Kalina Ann), Roger L. Jackson (Plasma/ Griff) y Donovan Patton (Bloodstryke).

Igual que ha sucedido con otras adaptaciones nacidas del tándem Shankar/Netflix, este título se toma varias libertades en lo relativo al material de origen, algo que en lo absoluto deberíamos percibir como un defecto. Los cambios, aunque pudieran no satisfacer a todos y cada uno de los fans acérrimos de la obra previa, respetan la esencia épica y grandilocuente de DMC y sirven para profundizar y explorar su (folk)lore de forma diferente  —o sea, ni mejor, ni peor; solo alternativo— a los videojuegos.

El mayor acierto de esta animación, magistralmente llevada a cabo por los surcoreanos de Studio Mir (X-Men ‘97, The Legend of Korra, Voltron: Legendary Defender, DOTA: Dragon’s Blood y My Adventures with Superman), radica en ser capaz de sumar a la fanaticada de DMC a muchísima gente que hasta ahora sabía poco o nada de Dante y sus aventuras en el formato gamer. Su historia bien trenzada, sus personajes sólidos y las frenéticas escenas de acción son argumentos válidos para que cualquiera devore estos primeros ocho episodios de una sentada, da igual si venía de jugar el título de la saga o si llega como nueva incorporación.

A la par las espectaculares secuencias de lucha, las intrigas políticas y los giros de guion que nos ofrecen Shankar y el co-escritor Alex Larsen, también se aprecia mucho cómo se las arreglaron para usar esta plataforma de enorme popularidad para deslizar un mensaje que, no por repetido, deja de tener sentido en la actualidad.

Usando como apoyatura la trágica historia de los habitantes de Makai, nombre con el que estas personas se refieren al mismísimo infierno, la historia aprovecha para exponer la cruda realidad que viven hoy los millones de personas que se ven forzadas a emigrar lejos de la violencia, la falta de derechos, y las inexistentes perspectivas de futuro existentes en su país.

El asunto migratorio queda aquí expuesto no solo desde el punto de vista de los oprimidos, sino también desde la óptica de aquellos que ven —equivocadamente— a los extranjeros como una lacra que llega solo para aumentar el índice de criminalidad, robarles el trabajo y todo lo que ellos consideran que les pertenece por el solo hecho de ser “nacionales”.

Este choque de realidades, representadas por el Conejo Blanco y el Vicepresidente Baines, llega a las secuencias con muchos matices que nos permiten ver más allá de buenos y malos (que los hay, claramente) para entender cómo el extremismo puede convertirse en el lenguaje ideal para aquellos que han agotado sus opciones, o que sencillamente no entienden que haya más de una para solucionar los conflictos.

Por si fuera poca la “pegada” de este lanzamiento, ya renovado para una segunda temporada, es bien recibida la noticia de que actualmente Shankar se encuentra trabajando para Netflix en nuevas re-imaginaciones de títulos como Assasin’s Creed, PUBG: Battlegrouds e Hyper Light Drifter, todas ellas con fecha de estreno aún por confirmar.

Anuncios
Anuncios
Anuncios

0 Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× ¡¡¡Contáctanos!!!