El mundo está ahora mismo luchando contra el nuevo coronavirus, enfermedad que durante los últimos meses nos ha mantenido a todos en vilo. Si por un lado es cierto que en países como Italia o Estados Unidos la situación es preocupante, debido al alto grado de infestación y las consecuentes pérdidas humanas, también es real que, superado el pánico inicial, hemos logrado entender, enfrentar la amenaza y reducir lo que muchos calificaron de Apocalipsis a una guerra que poco a poco iremos ganando como especie.
En Cuba, de momento, la situación es bastante estable, pues luego de conocerse sobre unos pocos casos, han seguido pasando los días sin más malas noticias. No obstante, no es en absoluto recomendable confiarse, pues aunque ya se sabe cómo es la pelea, nadie quisiera tener que darla.
Muchos habrán leído la historia de Li Wenliang, el doctor que comenzó a alertar sobre el brote. Fue ignorado y luego perdió la vida en Wuhan. Sin embargo, el triste caso de Li, quien se enfermó mientras trabajaba sin protección, es el ejemplo de lo que pasa cuando las autoridades subestiman la situación y tardan en aplicar las medidas sanitarias básicas para impedir problemas mayores.
Coronavirus de Wuhan, la preocupación mundial que comenzó en un mercado de mariscos
No obstante, existen otros ejemplos que queremos poner a disposición de nuestros los lectores. A continuación leerán algunos relatos sobre cómo es sobrevivir a este virus, cuya mortalidad no es en absoluto alta.
Para ello hemos recopilado algunos testimonios de pacientes que hoy se encuentran a salvo y cumpliendo con las indicaciones que les permitan mantenerse así.
Podemos contarles acerca de Carl Goodman, estadounidense que recién cumplió sus 67 años en un hospital de Omaha, Nebraska, mientras sobrepasaba el covid-19. El señor Goodman relató a la prensa que primero estuvo en cuarentena en un crucero y que se sentía bien hasta que fue transportado en avión al centro de salud. Dijo, además, que el análisis le resultó muy incómodo, pues consistió en colocar tres hisopos consecutivamente: uno en cada fosa nasal y después otro en la garganta, cada uno durante cinco segundos.
Está también el caso del londinense Andrew O’Dwyer, quien se enfermó durante un viaje para esquiar en Italia. Según él, lo más negativo de todo fue la insoportable y constante tos. Pese a ello, el británico declaró a la prensa que había sufrido gripes mucho peores que este covid-19 y que, más allá del enorme malestar, tanto la fiebre como los otros síntomas son casi idénticos a los de un catarro normal.
Otro de los ejemplos es el de Kike Mateu, reportero español que se dedicó a documentar sus días de cuarentena. Mateu, quien se complicó después de ir a Italia para cubrir el partido de Champions League entre Atalanta y Valencia, explicó que para él todo fue como un resfriado que trató de la misma forma que hacía con todos los demás que tuvo en la vida. En sus videos, el periodista aclaró que no era necesario alarmarse y sí confinarse para evitar pasárselo a otros.
Finalmente, podemos citar la situación de una mujer en Seattle, Washington, quien pasó todo en casa. Elizabeth Schneider narró en su cuenta personal de Facebook que sus problemas comenzaron luego de regresar de una reunión con amigos. Esa misma noche tuvo fiebre alta, aunque luego logró estabilizarse y diez días más tarde los síntomas volvieron. Después, pasó otra semana de aislamiento en casa, de acuerdo a las orientaciones que le dieron las autoridades locales de salud.
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